Volmar Andrés Pacheco Pedroza
Magister en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos de la Universidad Externado de Colombia
Docente de la Universidad Francisco de Paula Santander en Ocaña
El desarrollo cultural es uno de los principales aspectos que permite al ser humano engrandecer su accionar, establecer un significado en su apreciación y permite la oportunidad de implementar nuevas actividades que redunden en el mejoramiento de la calidad de vida en diversos aspectos (creativo, intelectual, filosófico, sociológico, entre otros).
Adicionalmente, se estructura como un escenario que permite salir del amodorramiento y experimentar otras emociones a través de los sentidos que se empleen para el disfrute y goce del aspecto cultural que se vive.
Un aspecto importante dentro del amplio espectro cultural es aquel que se concibe como artes, las cuales actualmente se encuentran clasificadas, pero que son punto de álgida discusión sobre todos aquellos que se consideran expertos en el tema.
Dentro de este catálogo de artes se encuentran: la arquitectura, escultura, visuales (pintura y dibujo), música, literatura (poesía), escénicas (teatro, danza, mimo y circo), cinematografía, fotografía, historieta y por último un décimo arte que crea controversia y que no ha logrado un consenso definitivo sobre cuál debe catalogarse como tal.
Uno de estos artes, que al igual que los otros se caracterizan por su belleza, por su singularidad y por la infinidad de sentimientos que despierta.
Este arte que se referencia es la literatura, en la cual a través de la imaginación y la conjunción entre escritor y lector se crean nuevos mundos, experiencias y vivencias que transportan a quien se sumerge en la pasión de las letras a querer ser uno más dentro de los argumentos que se construyen para dar vida a seres inanimados.
La literatura está llena de frenesí, sinsabores, alegrías, tristezas, emociones inesperadas y un cúmulo aún más numeroso de impresiones alrededor de un tema particular.
Precisamente es en la retórica donde se establece la magia y la atribución de arte para este oficio, puesto que a través de un mismo libro las percepciones, varían de un lector a otro.
No es posible concebir un personaje, una situación, un tema y el libro de la misma manera por todos aquellos que se atreven a adentrarse a la seducción que hay alrededor de una conexión de letras, palabras, frases, oraciones, párrafos y capítulos enteros que dan vida a un atractivo diferente, los libros.
Este tema resulta siendo muy interesante en una sociedad como la colombiana y si se minimiza en el Municipio de Ocaña (Norte de Santander), una región azotada por el conflicto y donde hasta hace más de dos años se cuenta con una librería, escenario propicio para masificar el amor por los libros y para propiciar puntos de discusión, debate, crítica y reflexión.
Sin embargo, esta iniciativa y otras como la organización de la Feria del Libro en Ocaña, se encuentra en el proceso para que sean más las personas que lean y menos los que todavía no conocen la apreciación de este bello arte.
El objetivo es lento y requiere de otras actividades donde sean los padres de familia, docentes y personas dedicadas al conocimiento quienes impartan la necesidad de adquirir este hábito de la lectura.
Es necesario profundizar en estrategias para lograr el acercamiento de una sociedad, que actualmente se encuentra desinteresada por culturizarse y por entender de una manera compleja las problemáticas que la rodean, a considerar este aspecto del leer.
Debemos involucrar otros medios escritos, aunque no sean literatura, son las primeras aproximaciones a ese mundo.