La competitividad económica es vital para el desarrollo regional, siendo
clave en el contexto global. En Santander, se busca fortalecer la capacidad de
competir en mercados globales, mejorando así la calidad de vida de sus habitantes.
Se plantea un análisis del sector gas, destacando la necesidad de cambios
estructurales para optimizar su funcionamiento. Se cuestiona el enfoque neoliberal
pasado, proponiendo un modelo sistémico que involucre al estado, empresas y
sociedad. La creación de un clúster y el impulso a la innovación son estrategias
clave. Porter destaca la importancia de los recursos, la demanda interna, la
estructura productiva y la cultura de innovación para la competitividad nacional.