En el mundo de los negocios, es inevitable encontrarse con clientes particularmente demandantes, aquellos que parecen poner a prueba la paciencia y los límites del equipo. Esto plantea una decisión importante: ¿Deberíamos subirles la tarifa hasta que se marchen por su cuenta, o simplemente rechazar sus proyectos? Este fue el dilema que se planteó en Linkedin y eso me llevó a analizar varios aspectos.
Mi respuesta es clara: les pongo un precio lo suficientemente alto como para que lo reconsideren. Si aceptan, ese ingreso extra me permite establecer medidas que protejan la operación de mi empresa y eviten el desgaste de mis colaboradores.
En ese orden de ideas, tomo las siguientes medidas:
- Amplio el personal para cubrir horarios extendidos como fines de semana o noches.
- Asigno recursos específicos para atender exclusivamente a ese cliente, garantizando turnos rotativos y un flujo de trabajo manejable.
- Organización del equipo, evitando que una sola cuenta impacte negativamente al resto de los proyectos.
La realidad es que, en la mayoría de los casos, estos clientes optan por buscar opciones más económicas. Y eso está bien.
Al hacerlo, comprenden que exigir más también implica pagar más o elegir quizás personas freelance o agencias que están comenzado y necesitan experiencia o ingresos rápidos, y que están dispuestas a sacrificarse.
Estrategia para mantener el equilibrio en tu empresa
He aprendido que los problemas, a los que suelo llamar retos, solo valen la pena si el beneficio es significativo tanto económico como en satisfacción personal y laboral. Por eso, sigo una fórmula infalible que prioriza tres aspectos fundamentales:
- Ingresos sobresalientes: el pago debe justificar el esfuerzo y las complicaciones adicionales que puedan surgir.
- Aprendizaje continuo: incluso los desafíos más complejos deben dejar lecciones útiles para el futuro y llevarte a optimizar procesos.
- Gestión del tiempo: no todo proyecto merece el desgaste que implica desviarse de lo esencial. Siempre debemos enfocarnos en la consecución de objetivos y resultados a corto, mediano y finalmente a la meta.
De estos tres puntos, el primero es innegociable. Si el dinero no compensa el esfuerzo, no tiene sentido continuar y desgastar al equipo de trabajo y perder la tranquilidad. Debes sentir siempre que estás avanzando.
Y si no es así, preguntarte: ¿qué debo hacer para lograrlo? Y si depende 100% de terceros o también de mí.
La tranquilidad tiene precio
Algunos aseguran que la paz no se puede comprar, pero yo estoy convencida de lo contrario. Para mí, es posible ponerle un costo que garantice estabilidad y serenidad en la empresa. Si alguien está dispuesto a pagar por ello, perfecto; de lo contrario, pueden seguir su camino.
Lo que marca la diferencia, son varios aspectos, y es considerar que entre más tiempo y esfuerzo cueste, más gastos adicionales conlleva. Dejárselo claro al cliente, llevará a que al tocar su bolsillo ponga más de su parte en la consecución del éxito del proyecto.
Por ejemplo, en mi agencia, contamos además con un apoyo clave: un socio que tiene habilidad, conocimiento y experiencia en negociación y resolución de conflictos.
Esto nos permite manejar los casos más particulares de manera profesional, aunque afortunadamente estos son muy poco frecuentes, gracias a un proceso eficaz de gestión del cliente.
A manera de conclusión
Definir límites claros y valorar nuestro tiempo es fundamental. No siempre es necesario decir “no” directamente; a veces, un presupuesto elevado hace el trabajo por ti, ya que tienes en cuenta todo lo que implica las demandas de ciertos proyectos.
Esa estrategia no solo protege tu salud mental, sino que asegura que cada cliente realmente valore tu trabajo, y si la respuesta es positiva y desean continuar, podrás tener el ingreso necesario para organizar tu equipo y no generar frustración y estrés en tus colaboradores.
Si necesitas optimizar tu negocio, atraer a los clientes correctos y aumentar tus ingresos sin sacrificar tu bienestar, contáctame al correo ventas@primernombre.com. Estoy aquí para ayudarte a lograrlo de forma inteligente y efectiva.