Escrito por: Mg. Alex Mauricio Rodríguez Suárez- y Mg. Daicy Celiani Echeverri Castillo - Directores de la revista PrimerNombre.com
contacto: editorial@primernombre.com
Colombia está llena de problemas y los candidatos tienen infinidad de propuestas para solucionarlas, no obstante, analicemos algunos aspectos para determinar si las medidas que plantean se ajustan a la realidad del país.
Empleo
El trabajo es la base de ingresos para la mayoría de los colombianos, sin embargo, nos encontramos con gran cantidad de personas que reciben menos del salario mínimo, laboran por prestaciones de servicio o se dedican a la informalidad.
Esta situación es un reflejo de la baja productividad de los colombianos que carecen de habilidades adecuadas a las exigencias de los mercados globales, por ello para revertir este hecho es necesario invertir en el talento humano para tener como resultado empleados más cualificados, además es vital aumentar la cantidad de capital concentrado por individuo, en otras palabras, lograr que los habitantes tengan mayor acceso y uso pertinente de la tecnología.
Es decir, es fundamental apoyar la educación junto con una adopción de la tecnología, esto permitiría que la productividad incremente y por ende los salarios y el empleo. Porque si de generar más ocupación laboral se tratase, solo bastaría con reducir el salario mínimo pero esto afectaría la calidad de vida de las personas.
Empresa
Otro punto es que no se generarían empleos si las organizaciones no crecen o se crean, en Colombia el 96% de las mismas son micro o pequeñas empresas y son las que proveen mayor cantidad de trabajos en el país, no las grandes compañías como se cree.
Pero igualmente, son estas las más susceptibles a fracasar, el problema no es tanto la idea de negocio sino la carencia de competitividad, y es que hacerlo a la par con grandes emporios económicos no es una tarea fácil y menos si no se cuenta con un apoyo del estado que promueva el crecimiento de industrias nacientes.
Por otra parte, muchos colombianos tienen buenas iniciativas de negocio, pero la gran mayoría no se llevan a cabo principalmente por el miedo al fracaso o a la carencia de recursos. Así que, si el estado desea promover la competencia y generar más empleo, necesita implementar estrategias para aumentar la competitividad de las micro y pequeñas empresas, así como garantizar condiciones óptimas para el emprendimiento.
No obstante, la reducción de impuestos no les otorga a las organizaciones las herramientas para surgir y crecer, pero si crean un hueco fiscal y ello ni siquiera garantizaría la creación de empleo o competitividad de las compañías sino que aumentaría la posibilidad de captar mayores utilidades.
Medio ambiente
Ahora, ¿Cómo usamos los recursos naturales?, hasta el momento nos encontramos en una senda de explotación para acceder a las mayores rentas, sin embargo, estas acciones no son sostenibles y menos cuando se descartan otras alternativas ambientalmente amigables de menores ganancias.
La minería, el uso de combustibles fósiles, la agroindustria, la palma de cera, la ganadería extensiva y otras formas de producción que conllevan a un deterioro ambiental están causando gran cantidad de rentas para la nación, pero a su vez están destruyendo el patrimonio de futuras generaciones.
Por ejemplo, hoy no puedo llevar a mis hijos al rio en el que de niño me bañaba en los paseos familiares debido a la gran contaminación que presentan, y si continuamos pensando en maximizar las ganancias actuales estaremos siendo egoístas con los que vienen después.
Narcotráfico
Pensando en utilidades, el narcotráfico es uno de los negocios más rentables, pero también es uno de los incitadores de la violencia en la sociedad, así que mientras exista una gran demanda internacional y los precios sean altos, existirán grupos de personas que querrán aprovechar dichas rentas sin importar los riesgos que les toque asumir.
Por lo tanto, erradicar los cultivos de coca, no evita que se siembre más, ya que si se quisiera acabar con la oferta tendríamos que terminar de desplazar a los campesinos que quedan en nuestros campos, según el RUV desde el 2002, 7 millones de colombianos han sido desalojados de sus terruños debido a la violencia ejercida por grupos al margen de la ley que están atados al narcotráfico.
Si no hay campesinos, nadie siembra y se termina el problema, aunque ello traería como consecuencia afectaciones sociales y económicas para la región, además de un desabastecimiento en cuestión de productos agrícolas.
La alternativa ideal sería la sustitución de cultivos, pero para que eso se dé, las ganancias deben ser lo suficientemente atractivas como para que los campesinos realmente dejen de cultivar coca, es aquí donde regresamos al problema de competitividad planteado inicialmente, pero ahora en la zona rural.
Desafortunadamente hasta el momento estas propuestas no han tenido resultados favorables, pero es que crear proyectos sustentables que compensen los problemas de fondo no se puede hacer sin trabajar de la mano con la comunidad, la participación ciudadana es vital porque los agricultores son los que realmente saben cuáles son las mejores alternativas y lo que de verdad requieren, además al hacerlos parte se garantizara que entre todos se construyan soluciones comprometiéndose con las mismas, logrando que perduren a lo largo del tiempo, porque así es más factible que los sujetos involucrados trabajen en la consolidación de su futuro.
Por otra parte, es necesaria la intervención financiera del estado para optimizar las vías terciarias y así facilitar el transporte de alimentos, la carente conectividad en el campo es lo que ha llevado a la falta de utilidades en los cultivos, eso sumado al acceso a la educación de calidad y tecnologías permitirían nuevamente aumentar la productividad de nuestros campesinos.
Conclusión
Sé que aún falta mucho por hablar, criticar y juzgar, pero por lo menos esta es nuestra realidad colombiana. Si bien, todo lo dicho puede sonar agradable, solo sería posible bajo un gobierno conformado por personas que actúen honestamente.
Otros artículos relacionados:
https://primernombre.com/2017/11/01/razones-del-paro-campesino-y-el-desplazamiento-forzado-en-el-catatumbo/
https://primernombre.com/2018/02/28/el-campesino-cocalero-seguira-alimentando-al-narcotrafico-mientras-exista-un-gobierno-corrupto/
https://primernombre.com/2017/09/21/colombia-podria-darle-de-comer-al-mundo/
Crédito foto:
Photo by Jeison Higuita on Unsplash
Photo by Luis Vidal on Unsplash
Photo by Milo Miloezger on Unsplash
Photo by Nicole Reyes on Unsplash
Autores: Rosa Damaris López Forero, Laura Fernanda Rincón Gaona, Dayana Marcela Gamboa Contreras estudiantes de administración de empresa de la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña
La política de erradicación y disminución de cultivos ilícitos en Colombia, fue creada en cabeza de la presidencia en el punto 4: drogas ilícitas del acuerdo de paz acordado en La Habana el 16 de mayo de 2014, su objetivo es resolver el problema de las siembras mediante la sustitución con la participación efectiva de las comunidades, la aspiración de dicha política es que toda la sustitución sea voluntaria. En los casos donde los cultivadores no quieran participar o incumplan los compromisos, la erradicación será manual donde sea posible.
Según la DEA, la producción de cocaína en Colombia aumento un 35% entre 2015 y 2016, pasando de 250 a 710 toneladas, los actuales niveles de producción son los más altos reportados, aumentaron 18% en 2016, pasando de 159 mil a 188 mil hectáreas.
Estas cifras son alarmantes ya que el número de hectáreas sembradas en tierras colombianas sigue en ascenso y la lucha intermitente no arroja resultados. EE. UU. reconoce los esfuerzos realizados por el gobierno nacional al endurecer los controles de comercialización de los productos químicos, pero los traficantes han encontrado como evadirlos y aún son capaces de camuflarlos.
Lamentablemente llevamos 3 años de política de erradicación y disminución de cultivos ilícitos fracasando, lo que sea que reemplace a la coca debe tener tierra, asistencia técnica, comercialización y precio de compra y eso es lo que el gobierno nacional no les garantiza a los campesinos.
Los campesinos han estado dispuestos a sustituirla por productos como maíz, cacao y café, pero como creer en un gobierno que promete y engaña, la hoja de coca es el sustento de miles de campesinos colombianos en zonas abandonadas donde la pobreza no les deja otra opción.
“El campesino cocalero seguirá alimentando al narcotráfico mientras exista un gobierno corrupto”. La erradicación forzosa desde más de dos décadas, se ha constituido en un componente fundamental de la política de lucha contra el narcotráfico; sin embargo, no garantiza que la erradicación contribuya a revertir definitivamente la tendencia expansiva de los cultivos ilícitos en el país (Manrique, 2004).
Siempre aparece el fenómeno de la resiembra, primero hay que resolver los problemas sociales como la pobreza, desplazamiento forzado, falta de presencia del estado en comunidades vulnerables, zonas afectadas por la violencia, entre otros. La erradicación que se está haciendo con la sustitución tiene que dar resultados. Al igual es una idea difícil de creer, que, porque haya más o menos cultivos va a reducir o aumentar la violencia o consumidores, no existe narcotráfico sin consumidores.
De acuerdo a las estadísticas de la Encuesta Nacional sobre el uso de drogas que realiza anualmente el gobierno de EE. UU. El número de muertes por sobredosis de cocaína en el 2015 fue el más alto desde el 2007, por tal razón la erradicación de cultivos ilícitos es una de las mayores prioridades y exigencias del gobierno estadounidense para acompañar al país en el proceso de paz y en la dotación de fondos por parte del Gobierno de EE. UU.
El consumo estadounidense, o mejor aún, la adicción es una enfermedad y por lo tanto un problema de salud pública. La responsabilidad no es solamente de Colombia, ante la falta de controles por parte del gobierno de EE. UU, el problema es de cuestión de economía si hay demanda habrá oferta, mientras los estadounidenses consuman, así Colombia logre erradicar la coca, ellos la buscaran en otros países. Atacar a la oferta solo lleva a una guerra sin fin en la cual se derrama sangre de campesinos inocentes.
Manrique, C. E. (2004). CULTIVOS ILÍCITOS Y ERRADICACIÓN FORZOSA EN COLOMBIA. Cuadernos de Economía.
Crédito foto: Photo by Kai Oberhäuser on Unsplash
Photo by Sandis Helvigs on Unsplash
Photo by Joe Roberts on Unsplash
La globalización con sus incesantes cambios, hace que grandes grupos de personas vivan en constante movimiento desplazándose del campo a la ciudad, buscando cumplir deseos, satisfacer necesidades o simplemente sobrevivir.
En el caso de Colombia, las migraciones internas forman parte de su historia, no es un secreto que la violencia en nuestro país, viene desde el siglo pasado siendo una de las principales causas para que los campesinos abandonen sus tierras de manera forzada yendo en busca de lo desconocido y nuevos horizontes para proteger su propia vida y las de sus familiares.
Sumado a ello, viene la escasez económica y falta de trabajo, obteniendo como resultado que en las ciudades laboren como mano de obra barata y que tengan que vivir en precarias condiciones por el costo elevado de la vida en el núcleo urbano diferente al campo que se basa en el auto-sostenimiento.
Desde el siglo XX el país se ha transformado de ser eminentemente rural a la predominación de la zona urbana, según el informe del RUV (Registro Único de Victimas) Existen 8.268.758 víctimas registradas, 7.970.190 personas afectadas por el conflicto armado y 1.668.632 sujetos directos de desaparición forzada, homicidio, fallecidos y no activos para la atención.
“El desplazamiento en Colombia es el tema que cruza al país en su geografía, desde sus divisiones políticas que vienen de los siglos XVII, XVIII y XX, la guerra entre los partidos liberal y conservador expulsan territorialmente a los campesinos con una primera oleada migratoria en los 50’s y una segunda en los 70’s, cada vez más hacia las ciudades. La marcha de la colonización campesina debe leerse como un hecho de fundación. La historia del país es una historia de la marcha” (Vásquez, 2002).
Entre las causas del desplazamiento tenemos: las necesidades de empleo y educación, riesgos por desastres naturales, amenazas que atentan en contra de la vida, razones familiares y salud.
Tras entrevistar a personas campesinas residentes en el municipio de Ocaña, trabajadores informales y vendedores ambulantes de Convención en Norte de Santander sobre el porqué se vinieron a la ciudad, las respuestas más comunes, fueron: “Trabajar en el campo ya no da, los tiempos están muy malos y la cosecha a veces hay que regalarla porque no hay quien la compre, Así, ¿Quién va a trabajar?”; “Vale más el transporte que lo ganado con la cosecha”.
Son muchas las personas que piensan y viven a diario esta difícil situación, en un informe que presenta ASONALCAM: (Asociación Nacional Campesina Agraria) para este segundo periodo del 2016 en el municipio del Tarra en Norte de Santander, existen inconvenientes con la producción de yuca, pues hay un exceso de oferta, pero la demanda es baja.
Para solucionar este problema, los campesinos piden una planta procesadora que ayude a los agricultores de la región a controlar la siembra del cultivo de yuca para poder lograr un punto de equilibrio entre el producto ofertado y el demandado.
Respecto a la migración interna de las generaciones jóvenes está basada principalmente en buscar una educación de mejor calidad para trabajar y ser competitivos en una sociedad que lo exige a diario, esperando encontrase con una nueva vida.
De esta manera, se van perdiendo las costumbres y practicas ancestrales que solo se ven en el campo, esos secretos que venían de generación en generación y que solo ellos pueden aplicarlos de forma especial. El amor por el trabajo, es un ejemplo claro de esto.
Sin embargo, cuando las personas llegan a la ciudad deben improvisar en cuanto a sus viviendas, a veces se ven campesinos en las esquinas de las calles, semáforos, puentes y en barrios periféricos de la ciudad, incluso arman sus propias invasiones.
Ellos vienen con las manos vacías a empezar de cero en un lugar en el que se no pueden sobrevivir con sus habilidades de campo, por eso muchas veces los vemos con letreros colgados que dicen “desplazados de (lugar de procedencia)”.
No obstante, en Colombia los índices de desplazamiento y migraciones han disminuido notablemente, en un reporte que presentó el Registro Único de Victimas (RUV) en el 2.015 se pasó de 583.811 personas declaradas a 66.439 en el 2.016.
Sin vida en el campo no hay sostenimiento para las ciudades, por lo tanto, el gobierno debe adoptar medidas para que los campesinos se sientan protegidos en sus tierras y el nivel de desplazamiento disminuya.
Por nuestra parte, podemos ayudar apoyando el comercio local ya que el costo de los productos es más bajo en comparación con los exportados, además se incrementa la economía de la región y así mismo del país, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida.
Vásquez, C. (2002). Cartografias de desplazamiento y doblamientos urbanos. Bogotá: Revista palimpsesto.
Créditos:
Photo by Juan Apolinar on Unsplash
Photo by juan pablo rodriguez on Unsplash
Photo by Julian Andres Carmona Serrato on Unsplash
Escrito por: Karen Johana Cano Lidueñez, estudiante de administración de empresas de la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña.
Editado por: Daicy C. Echeverri C. - Directora PrimerNombre.com
“Colombia podría convertirse en una potencia alimentaria en el transcurso de las próximas dos décadas. La clave está en desarrollar una agroindustria competitiva” (Semana, 2016).
El DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) publicó cifras preocupantes sobre las ventas externas de petróleo y sus derivados, en el mes de agosto de 2015 se exportaron 22,8 millones de barriles de petróleo crudo, frente a 16,4 millones de barriles en el mismo mes de 2016, lo que representó una disminución de 28,1%, cifra que responde por casi una tercera parte de las exportaciones totales de otros sectores.
Por esta razón, Colombia se está demorando en el deber de ampliar su oferta exportadora para tener un crecimiento más balanceado, es decir, hay que ajustar el modelo económico para que otros sectores tomen el liderazgo.
Según la FAO, (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura): “Para el año 2.050 habrá 9.300 millones de bocas que alimentar en el mundo por lo que se requerirá entre un 50% a 60% más de alimentos y productos agrícolas”.
Con esta realidad presente, los expertos están de acuerdo sobre el importante papel que podría jugar la agroindustria que involucra desde la producción agrícola, pasando por el proceso de pos-cosecha, procesamiento, hasta la comercialización nacional e internacional.
Esto significa para Colombia una magnífica oportunidad, pues, según la FAO, es una de las siete naciones que puede volverse despensa mundial de alimentos, gracias a que tiene suficiente tierra para ampliar la frontera agrícola sin necesidad de tumbar bosques.
Además, goza de privilegios naturales como ser el tercer país con mayores recursos de agua y diversidad climática. La clave está en enfocarse en los sectores donde tenga una clara ventaja comparativa ya sea natural o de mercado es decir la capacidad del país para producir un bien utilizando relativamente menos recursos que otro.
Si Colombia aprovecha sus ventajas y privilegios naturales logrando desarrollar una agroindustria competitiva, resolvería muchos problemas, entre ellos el desempleo en el campo.
Es hora de que en Colombia nos tomemos la Agroindustria en serio. Debemos poner en marcha unas estrategias eficaces que permitan innovar en la creación de productos que logren penetrar todo tipo de mercados con el principal potencial de Colombia que es el agro. Latinoamérica podría darle de comer al mundo.
La falta de políticas públicas y el miedo del inversionista extranjero por la inseguridad que azota los campos del país, son factores en los que se debe trabajar para que el sector pueda tener un crecimiento sostenible.
El agro de Colombia siempre ha tenido que trabajar en condiciones precarias. Campesinos de todas las regiones han luchado siempre por obtener recursos que les permitan incrementar la productividad, por eso es necesario pensar en tener condiciones y garantías para el desarrollo de su trabajo diario dignificando lo que hacen.
Los resultados han sido pobres y el futuro sigue inseguro. Las multinacionales deben compensar los daños ecológicos, pagar impuestos y con esos dineros apoyar el agro.
Adicionalmente, es importante evitar los monocultivos que deterioran el suelo, brindar asesoría técnica a los campesinos, devolver inmediatamente las tierras a los desplazados, crear cooperativas agrarias, no permitir que entidades territoriales administren recursos para cofinanciar proyectos agropecuarios ya que se hacen por fines políticos no teniendo en cuenta la calidad de los proyectos.
Es fundamental llegar al punto de poder decirle al agricultor que produzca sin temor de una sobreproducción nacional que pone los precios por el suelo, perdiendo parte de sus cultivos, pero lastimosamente, el principal potencial del país no es eficiente y pone en riesgo la seguridad alimentaria de los colombianos.
En Colombia solo una minoría de personas invierten en el sector agrícola por el hecho de que no es rentable gracias a la corrupción y a los problemas sociales, por ejemplo, en muchas regiones del país producir leche no es beneficioso porque no hay vías por donde se pueda transportar el producto, dejando en evidencia una clara externalidad que afecta este negocio.
Tenemos que cuidar nuestro agro, hacer que nuestros productos sean competitivos para que las empresas colombianas no busquen sus materias primas en otros países y para ello se necesita el apoyo del estado. La industria del agro es un motor de desarrollo económico y social, una oportunidad para Colombia.
Escrito por: Rosa López, estudiante de la UFPSO.
Editado por: PrimerNombre.com
La Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor) estableció que dará a conocer a quiénes se les otorgó licencia en materia de concesiones de agua, vertimientos y permisos ambientales en el Río Algodonal.
“Si logramos que la gente tenga conocimiento sobre los responsables en estos temas pueden denunciar cuando no se cumpla la ley, por ejemplo, respecto a la explotación minera del río”, dijo Gerardo Angarita Lamk, director de Corponor.
El objetivo de recopilar información por parte de la comunidad es articular las garantías que ameriten los procesos e instaurar sanciones reales en contra de los detractores de las normas.
Por otro lado, las 25 familias de campesinos que vivan alrededor del Río Algodonal tendrán como beneficio el pago por servicios ambientales, que consiste en recibir un apoyo económico para cuidar la ladera del afluente y evitar actividades que lo contaminen.
“Los guardabosques son una buena alternativa para que la gente tenga un ingreso garantizado y cuide el ecosistema, por eso debemos apoyarles en la protección de la cuenca”, indicó Gerardo Angarita.
No obstante, el Plan de Ordenación y Manejo Ambiental de Río Algodonal que tiene una cobertura sobre 12 municipios está en proceso de actualización.
“Vamos a traer a Ocaña al constructor del POMCA, al interventor y a funcionarios del Fondo de Adaptación para socializar con los usuarios de la cuenca hidrográfica y aporten sus ideas”, manifestó Angarita.
Aún no se ha estructurado el POMCA solo existe una reseña histórica del afluente faltando los programas y proyectos dirigidos a conservar, preservar, proteger, prevenir el deterioro y restaurar el Río Algodonal.
“Es importante que la gente entienda que nos tocó asumir su elaboración porque no se había hecho nada, pero es necesario efectuar antes la consulta previa sobre la zona de influencia”, explicó Gerardo Angarita.
En estos momentos Corponor trabaja de la mano del Ministerio del Interior para organizar el POMCA como un instrumento de planeación para el manejo adecuado y sostenible del agua.
Daicy Celiani Echeverri Castillo
Comunicadora social- Especialista en gestión pública
Directora Primernombre.com