Escrito por: Mg. Alex Mauricio Rodríguez Suárez- Director revista PrimerNombre.com
Que las personas confíen en el gobierno de turno, o de manera general en el ejercicio político, como un medio que da soluciones a los problemas de la sociedad, de la mejor forma posible, es algo inconcebible en la Colombia actual.
Al mismo tiempo, los colombianos siguen eligiendo a los políticos de siempre sin evaluar la viabilidad ni el impacto de sus propuestas o sus hojas de vida. Por otra parte, para alcanzar victorias electorales se hace necesario un buen presupuesto, maquinarias e influencias que están atadas a favores políticos después de ser elegidos.
Entonces, ¿eso significa que estamos condenados a que los políticos y gobernantes despilfarren los recursos públicos a su antojo y el de sus allegados?
Son más los buenos
Me rehúso a creerlo, y es que siempre serán más los buenos que los malos, y son cada vez más los buenos que se están formando y recibiendo educación; en el país ha venido bajando los índices de analfabetismo y aumentando la cantidad de personas con educación superior, tanto en pregrado como en posgrado.
Aunque muchos no crean en la calidad o en el sistema educativo, además de la exorbitante cantidad de contenido mediático estúpido a la que estamos expuestos a diario, promovido principalmente por la era digital, hace difícil pensar que existan estudiantes íntegros y con pensamiento crítico.
Así que tenemos una generación que se está cualificando, mientras se enfrenta a la cruel realidad del país donde abundan las injusticias y carece de oportunidades dignas para personas éticas.
La constante lucha contra la corrupción
No obstante, la presión social para disminuir la corrupción está logrando que se cree reglamentación en pro de la transparencia de la información pública, permitiendo que las personas indaguen y cuestionen la administración de los recursos, haciendo que los encargados de los mismos tomen decisiones con mayor cautela logrando resultados más significativos.
Por ejemplo, que se haga un concurso de méritos cuyo proceso hace sentir que las personas ya estaban preseleccionadas debería quedar en el pasado, es necesario que se garantice la confianza en las fases que llevan a elegir a la persona más idónea para la organización, por supuesto, no falta el dirigente o funcionario corrupto que siempre encuentra la forma de manipular procesos públicos a favor de sus intereses particulares.
Pero bueno, lo importante es que estamos avanzando y ahora una gran cantidad de ciudadanos reclaman gobiernos transparentes, en los cuales las promesas gestadas en las políticas públicas no se queden en el papel y encuentren una buena gestión que las hagan realidad.
Por eso considero que las nuevas generaciones “no comen cuento” de las clases dirigentes tradicionales y están ansiosas por un cambio. Un cambio donde el actuar del gobierno sea priorizar el bienestar de la sociedad y no el del político de turno.
El peligro actual es que los legisladores se nos adelanten e involucione la regulación, reduciendo las capacidades de control social sobre la ejecución de los planes y proyectos públicos.
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