Estaba en una tienda de bolsos con mi hermana y yo quería una mochila de color azul oscura, la encargada me dijo que ya estaba apartada.
Pero ya habíamos pagado y estaba empacada.
Así que le dije:
"Es necesario ponerse en situaciones de riesgo de vez en cuando, y así probar tu capacidad para solucionar conflictos y situaciones problema".
Ella tomó el teléfono y resolvió.
Si los desafíos que enfrentamos los percibimos como entidades inamovibles, se vuelven arduos de superar.
Pero si les damos un giro, descubrimos maneras más sencillas de afrontarlos.
TRANSFORMANDO UN DESAFÍO: UN PROCESO DE 3 PASOS
Te lo explicaré a continuación:
1. REDEFINE TU ENFOQUE
En lugar de ver el desafío como un bloque sólido, imagina que es como un huevo que puedes girar y adaptar. Reconceptualiza el problema como una oportunidad para crecer, y valora las enseñanzas de esta circunstancia.
2. IMAGINA Y SIENTE LA AUSENCIA DEL DESAFÍO
Cierra tus ojos y visualiza cómo sería tu vida sin ese obstáculo. Experimenta la alegría y la paz de haberlo superado. Enfócate en el resultado deseado, como si estuvieras optando por una delicioso Wafle en vez de un simple huevo.
3. IDEA SOLUCIONES INNOVADORAS
Evita quedarte solo con las respuestas convencionales. Amplía tus horizontes hacia nuevas posibilidades y perspectivas.
Mira todo desde un ángulo diferente y atrévete a probar, aunque implique riesgos. Quizás la clave esté en seccionar el huevo, no en voltearlo.
Al invertir la perspectiva del problema, transformas tu enfoque y te abres a nuevas oportunidades. Dejas de ver el contratiempo como un impedimento y lo conviertes en un escalón hacia tu éxito.
Y cada vez estarás más preparado para desafíos más grandes y no temes ir por cosas grandes.
"La forma más efectiva de resolver un problema es dejar de considerarlo como tal. Sin situaciones de conflicto, no hay búsqueda de soluciones".
¿Entendido?
Creo que a este huevo le vendrían bien queso, tomate, cebolla y champiñones.
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Posdata: prueba de que me quede con el bolso.