Revista digital de análisis de actualidad: Noticias, empresas y academia. ISSN : 2805-6043 (En línea).

Pueblo Nuevo es un corregimiento de Ocaña, de los más pintorescos de la región se encuentra a 1.671 metros a tan solo treinta minutos (9,5 Km) de la cabecera municipal por la vía Agua de la Virgen, cuenta con un clima privilegiado entre 18° y 20°C, está rodeado de montañas, y es cuna de gente amable, trabajadora y servicial.

Un poco de historia

Antes de hablar de este bello lugar es importante recorrer su historia; Monseñor Manuel Benjamín Pacheco, cuenta en su Monografía Eclesiástica de la Parroquia de Ocaña, que en 1728 la Real Audiencia de Santa Fe confiere los terrenos del sitio denominado “Potrero Chico” a don Jerónimo Romero y es así como se construyen algunas viviendas de recreo con mano de obra indígena y para 1735 se constituye como uno de los sitios preferidos para vacacionar.

Su nombre cambió en ese mismo año, por Pueblo Nuevo de San Andrés.

En la obra Floresta de Santa Marta de Alférez Nicolás de la Rosa, del año 1739 se refiere a Pueblo Nuevo como Parroquia de Indios: “La parroquia de San Diego de Pueblo Nuevo, que pertenece a la misma religión seráfica”, junto con las parroquias de indios de San Sebastián de la Loma, San Antonio de Borotaré, Candelaria de Buenavista y Santa Catalina de Aspacica.

La ruta que une departamentos

Pueblo nuevo en la época de la colonia fue usado como ruta de tránsito de mercaderías, ésta partía desde el sur de la ciudad en lo que conocemos como El Tejarito, subía hasta Pueblo Nuevo y de allí caía a Los Ángeles para luego dirigirse hacia Totumal-Puerto Ocaña, incluso en la revista Mercantil de 1896 se habla de este camino como una vía de comunicación entre los departamentos de Santander y Magdalena.

Es importante recordar que este territorio se destaca en la historia porque por allí entraron a Ocaña las tropas liberales comandadas por los generales Gabriel Vargas Santos, Foción Soto, Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera el 8 de junio de 1900 desde Los Ángeles por la trocha de Torcoroma (Pueblo Nuevo), después de haber sido derrotados en la famosa batalla de Palonegro.

Estancados en el tiempo

Con el pasar del tiempo la ciudad de Ocaña se ha ido modernizando, pero corregimientos como Pueblo Nuevo se han quedado estancados en el tiempo como una fotografía; conserva sus casas de tapia pisada y bahareque, con techos de paja y de zinc y una que otra de ladrillo con techo de teja, la iglesia poco ha cambiado desde su construcción y fue declarada Bien de Interés Cultural de Carácter Departamental, mediante Decreto 1144 de 2003, expedido por la Gobernación de Norte de Santander.

El corregimiento se encuentra en total olvido “aquí solo se asoman los políticos en época de elecciones a buscar votos” comentan varios de sus habitantes. Y tan olvidados estarán por el estado y las fuerzas militares, que se convirtió en el epicentro del conflicto generado por los grupos paramilitares que llegaron a Ocaña a finales de los noventa.

Allí montaron su base de operaciones ilegales generando en los habitantes temor y desplazamiento convirtiéndose en “Uno de los lugares vetados para visitar”.

Un nuevo renacer

Después de 20 años este mal episodio en la historia del corregimiento ha quedado atrás y hoy en día se reconstruye su identidad y el tejido social “Entre las fibras del fique” así se denomina un proyecto que asocia a casi 30 mujeres que se dedican a revivir esta tradicional labor de procesar e hilar las fibras de fique para luego tejer con ellas todo tipo de artesanías y bolsos, que se venden en varias ciudades del país.

En este rinconcito de Ocaña actualmente se fabrica y vende vino de corozo y se cultiva café, además se encuentran sembrados cultivos de plátano, yuca, naranja, entre otros, lo que nos demuestra claramente que después de la tormenta, viene la calma.

Es importante hacer énfasis que la carretera se encuentra en muy mal estado al igual que la iglesia, hace falta presencia de los entes de control como la Policía o el Ejército Nacional, ocasionando que se presenten constantemente robos, atracos y secuestros.

Este es un llamado a la Administración Municipal a mirar hacia los corregimientos y veredas del municipio, cuyos habitantes se sienten solos y desamparados por el estado; recuerden que el sector rural también hace parte de Ocaña, no solo su casco urbano.

Referencias:

Monografía Eclesiástica de la Parroquia de Ocaña. Manuel Benjamín Pacheco.  Biblioteca de Autores Ocañeros, Volumen 5, Bogotá, 1970. P.297.

Ocaña colonial. Jorge Meléndez Sánchez. Ecoe, Bogotá, 1984

Revista Mercantil No.16, Ocaña, 1896.

Edición: Directores de la revista PrimerNombre.com

Créditos de fotografía: Ángela María Sánchez Chinchilla

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