Escrito por: Juan Camilo Baracchi Vélez- Columnista de PrimerNombre.com
Cuando el sol era feliz, cuando el pueblo olía a tierra a mojada, cuando los pájaros se besaban, cuando el campo daba frutos sin complicaciones, cuando se sentía el suspiro del viento, cuando los enamorados se pensaban todo el día, cuando los valores nacían desde que las criaturas respiraban...
...cuando la música era poesía, cuando la muerte no era deseada, cuando tenían que hacer de la muerte una historia paradisíaca para poder quererla, cuando el dolor era un sentimiento melancólico que te impulsaba a retarte, cuando las melodías eran del corazón, cuando recordar no se daba bien, con tan buen presente…
¿A dónde se nos fue?
Donde se ha ido lo que mis abuelos me han contado, no creo que me hayan mentido, no creo que la mentira fuera tan perfecta como para tener registros fotográficos y todos estén conectados para decir lo mismo.
¿Dónde están las personas que acariciaban su hogar?
¿Dónde está la noche tranquila?, ¿Dónde está aquella cultura?, ¿Dónde están los cantos de Lisandro Meza?, ¿Dónde están nuestros ancestros?, ¿Dónde está nuestra identidad? ¿Dónde está nuestro Porro? (Música del Caribe Colombiano, específicamente de Sucre, Córdoba y Bolívar).
¿Dónde está nuestra gente bonita?, ¿Dónde están aquellas tendidas de mano a los necesitados?, ¿Qué le pasó a nuestro pueblo? ¿Qué paso con la música de Lucho Bermúdez?, ¿Qué ha pasado con nuestros jóvenes?
Hago un grito de Sincelejo a South Beach, pidiendo a todos nuestros hermanos, a nuestra gente, nuestra sangre, que rescatemos todo lo que nos hace llamarnos Sincelejo, que rescatemos el olor a tierra mojada, a tabaco y ganado, a mote de queso, a guarapo de caña.
Que nuestro centro de Sincelejo obligatoriamente deba reproducir porros en sus locales comerciales, que en ese mismo centro nos saludemos todos, incluso sin conocernos, que en esa misma ciudad prime la conciencia ciudadana, que en esa misma ciudad todos clamemos acción cívica; que juntemos nuestras manos por volver a nuestro pueblo lo que era anteriormente: un paraíso de los Montes de María, capital comercial.
Sincelejo, ¿Dónde están tus sabanales? ¿Qué pasó con aquel parquecito del que hablaba Calixto o la pajuela en la que se peleaba la flaca y la gordita? ¿Dejaremos morir a Arturo García o Arturo Cumplido?
Sincelejo, nuestro ser no depende de un mandatario, depende de nosotros
Un Sincelejano te lo pide, a tu corazón, a tu alma, porque Sincelejo tiene vida, porque Sincelejo somos todos. Y todos hagámosle una ceremonia de agradecimiento a la tierra que nos vio nacer, hagámoslo crecer, hagámoslo cada día más bello; hagamos de Sincelejo ese paraíso de Sabana, de Monte, y cuando nos llamen “montunos”, llevémoslo con elegancia, que aquellos que nos llaman montunos, solo muestran su inculta forma de ser; olvidando que el “Everest” es un monte, o que el “Olimpo”, el hogar de los dioses griegos, también era un monte.
Nuestro destino es tan grande como la altura de los anteriores, Sincelejo merece que lo amemos y que lo respetemos.
Gracias Sincelejo, y gracias hermano, que lees a un Sincelejano.