La globalización con sus incesantes cambios, hace que grandes grupos de personas vivan en constante movimiento desplazándose del campo a la ciudad, buscando cumplir deseos, satisfacer necesidades o simplemente sobrevivir.
En el caso de Colombia, las migraciones internas forman parte de su historia, no es un secreto que la violencia en nuestro país, viene desde el siglo pasado siendo una de las principales causas para que los campesinos abandonen sus tierras de manera forzada yendo en busca de lo desconocido y nuevos horizontes para proteger su propia vida y las de sus familiares.
Sumado a ello, viene la escasez económica y falta de trabajo, obteniendo como resultado que en las ciudades laboren como mano de obra barata y que tengan que vivir en precarias condiciones por el costo elevado de la vida en el núcleo urbano diferente al campo que se basa en el auto-sostenimiento.
Desde el siglo XX el país se ha transformado de ser eminentemente rural a la predominación de la zona urbana, según el informe del RUV (Registro Único de Victimas) Existen 8.268.758 víctimas registradas, 7.970.190 personas afectadas por el conflicto armado y 1.668.632 sujetos directos de desaparición forzada, homicidio, fallecidos y no activos para la atención.
“El desplazamiento en Colombia es el tema que cruza al país en su geografía, desde sus divisiones políticas que vienen de los siglos XVII, XVIII y XX, la guerra entre los partidos liberal y conservador expulsan territorialmente a los campesinos con una primera oleada migratoria en los 50’s y una segunda en los 70’s, cada vez más hacia las ciudades. La marcha de la colonización campesina debe leerse como un hecho de fundación. La historia del país es una historia de la marcha” (Vásquez, 2002).
Entre las causas del desplazamiento tenemos: las necesidades de empleo y educación, riesgos por desastres naturales, amenazas que atentan en contra de la vida, razones familiares y salud.
Tras entrevistar a personas campesinas residentes en el municipio de Ocaña, trabajadores informales y vendedores ambulantes de Convención en Norte de Santander sobre el porqué se vinieron a la ciudad, las respuestas más comunes, fueron: “Trabajar en el campo ya no da, los tiempos están muy malos y la cosecha a veces hay que regalarla porque no hay quien la compre, Así, ¿Quién va a trabajar?”; “Vale más el transporte que lo ganado con la cosecha”.
Son muchas las personas que piensan y viven a diario esta difícil situación, en un informe que presenta ASONALCAM: (Asociación Nacional Campesina Agraria) para este segundo periodo del 2016 en el municipio del Tarra en Norte de Santander, existen inconvenientes con la producción de yuca, pues hay un exceso de oferta, pero la demanda es baja.
Para solucionar este problema, los campesinos piden una planta procesadora que ayude a los agricultores de la región a controlar la siembra del cultivo de yuca para poder lograr un punto de equilibrio entre el producto ofertado y el demandado.
Respecto a la migración interna de las generaciones jóvenes está basada principalmente en buscar una educación de mejor calidad para trabajar y ser competitivos en una sociedad que lo exige a diario, esperando encontrase con una nueva vida.
De esta manera, se van perdiendo las costumbres y practicas ancestrales que solo se ven en el campo, esos secretos que venían de generación en generación y que solo ellos pueden aplicarlos de forma especial. El amor por el trabajo, es un ejemplo claro de esto.
Sin embargo, cuando las personas llegan a la ciudad deben improvisar en cuanto a sus viviendas, a veces se ven campesinos en las esquinas de las calles, semáforos, puentes y en barrios periféricos de la ciudad, incluso arman sus propias invasiones.
Ellos vienen con las manos vacías a empezar de cero en un lugar en el que se no pueden sobrevivir con sus habilidades de campo, por eso muchas veces los vemos con letreros colgados que dicen “desplazados de (lugar de procedencia)”.
No obstante, en Colombia los índices de desplazamiento y migraciones han disminuido notablemente, en un reporte que presentó el Registro Único de Victimas (RUV) en el 2.015 se pasó de 583.811 personas declaradas a 66.439 en el 2.016.
Sin vida en el campo no hay sostenimiento para las ciudades, por lo tanto, el gobierno debe adoptar medidas para que los campesinos se sientan protegidos en sus tierras y el nivel de desplazamiento disminuya.
Por nuestra parte, podemos ayudar apoyando el comercio local ya que el costo de los productos es más bajo en comparación con los exportados, además se incrementa la economía de la región y así mismo del país, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida.
Bibliografía
Vásquez, C. (2002). Cartografias de desplazamiento y doblamientos urbanos. Bogotá: Revista palimpsesto.
Créditos:
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Escrito por: Karen Johana Cano Lidueñez, estudiante de administración de empresas de la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña.
Editado por: Daicy C. Echeverri C. - Directora PrimerNombre.com