RONALD DUARTE Magíster en Filosofía y Economista de la Universidad Industrial de Santander (UIS)
Tiempos Modernos
La forma básica de dominio es la fuerza; es la forma natural de relación entre los seres que habitan la tierra. Pero el hombre, el más antinatural de las especies, ha modificado esta norma natural por medio de por lo menos tres categorías diferentes. Primero la creencia. Dios se convirtió en la primera razón de dominio diferente del músculo. Pero la inestabilidad de la creencia, la multiplicidad de la misma y el mismo mecanismo de dominio religioso, fracturó esta vieja medida haciendo necesario regresar al acto violento como legitimidad de subyugación.
Después de Dios fue la propiedad, la propiedad es acumulación de fuerzas y se convirtió en el nuevo instrumento de legitimación de dominio. Pero también, por su vulnerabilidad al acto violento, necesitó el uso de la fuerza para mantener su condición siendo la propiedad, al igual que Dios, un antifaz que se le ponía el brazo, al músculo. La última categoría fue el derecho, la ley positiva. Esta consideró que era la razón, la inteligencia, la que se erigía por sobre la fuerza y la dominaba. Pero la razón no siempre es justa y su dominio pronto requirió de grandes ejércitos y de multitud de jueces, cárceles y policías. De tal manera que, aunque el hombre ha intentado buscar mecanismos de dominación diferentes a la fuerza a lo largo de su historia, siempre ha tenido que recurrir a la violencia para mantener las instituciones que supuestamente buscaban eliminarla.
Pero el mundo ha tomado un rumbo diferente y la tres viejas instituciones se ven amenazadas, aún a pesar de su gran violencia. La iglesia, El derecho, La propiedad y La fuerza, se han vuelto ineficientes para garantizar la dominación. Estados Unidos llevó fuerzas a Oriente Medio para sustentar el derecho y, aunque su fuerza y su razón son muy superiores a quienes la enfrentan, no ha podido imponer su dominio, ni por las vías de hecho ni por las de derecho.
Los organismos financieros internacionales, que sustentan el dominio por medio de la propiedad, se dieron cuenta de que la crisis no es económica y que no se soluciona por vías monetarias. Grecia, Portugal, España y Estados Unidos saben que tendrán que desobedecer la propiedad como agentes rectores de sus estados y tendrán que declararse impedidos para pagar sus obligaciones financieras. Cuando Estados Unidos desacate la lógica orden de pagar a sus deudos sus obligaciones, la propiedad dejará de dominar el mundo y nos daremos cuenta de que el valor es una ilusión. Y la Religión, ¿acaso la religión, la creencia, mantiene su dominio? Ya nadie en Occidente cree sin un objetivo utilitarista. Dios se ha convertido en un vendedor de mostrador que da para recibir y el culto no se diferencia del acto de ir a mercar. Poco sé del resto del mundo.
Las armas, que han servido para mantener la legitimidad del dominio, están perdiendo su capacidad. ¿Cuál será ahora la nueva institución que garantice el dominio? ¿La tecnología acaso? ¿El internet que ha enfrentado a la religión, a al propiedad, al derecho y a la fuerza con éxito? Es difícil dar una opinión, pero lo que sí es evidente es que la humanidad se cansa cada vez más de los amos.
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