Katherine Flórez, Economista
"Lean todo lo que sus profesores les indican leer. Pero, no lean sólo eso. Lean más. Lean todo acerca de un tema, desde todos los puntos de vista, ya sean socialista-marxista, intervencionista o liberal. Lean con mente abierta. Aprendan a pensar. Sólo cuando conozcan su campo desde todos los ángulos podrán decidir qué es correcto y qué es falso. Sólo entonces estarán preparados a responder a todas las preguntas, inclusive las que les hagan sus opositores". Ludwig von Mises.
En estos días que se debate el plan de estudios de la carrera de economía de la UIS, cuestión que me parece interesante frente a la posición pasiva y permanente que han mostrado los programas de economía en Colombia, he decidido reflexionar sobre ello y denotar mi preocupación frente a los mismos.Hoy es común que los programas de economía estén dotados de un núcleo básico compuesto por tres componentes: microeconomía, macroeconomía y econometría.Ante esto cabe reflexionar ¿De dónde proviene dicho interés? y ¿Cuál es el alcance del experto en tales áreas?
Se dice que la ciencia económica, tal como la conocemos hoy, tiene menos de tres siglos, esto no quiere decir que antes no existiera un razonamiento económico, al contrario, este es connatural al hombre y en la academia estaba aunado a la madre de las humanidades: la filosofía. Desde la antigüedad estaba ligado a los estudiosos de la filosofía y la jurisprudencia, por lo cual no es ajeno que los padres de la economía hayan sido maestros de la moral, la clásica que todavía se imparte en algunos programas de Derecho, denota aquella intención.
La modernidad trajo consigo el realce del individuo y de la importancia de la libertad para su desarrollo, la filosofíanaturalista develaba los medios para alcanzarlo: la propiedad, el reconocimiento de la igualdad ante la ley y la Libertad.Un hombre dueño de sí mismo en un entorno libre, puede utilizar sus capacidades para dotarse de los bienes para alcanzar su bienestar y mejorar, éste último constituye su móvil e incentivo natural, que corresponde a aquel interés propio tan frecuentemente alabado y satanizado (y en últimas, escasamente comprendido), los medios y los fines eran dotados de sentido por cada hombre y así mismo elegidos.
No obstante, la modernidad trajo también la pretensión del hombre de entender el mundo de forma diferente a la tradicional,reducir su complejidad, dividirlo en variables, hallar relaciones de causalidad entre las mismas, en últimas, maximizar la racionalidad y la experiencia humana para encontrar explicaciones irrefutables para los fenómenos del entorno. Los éxitos de la física fueron el modelo a imitar y el reduccionismo la condición necesaria. Se trasladó, entonces, a nuestro estudio el objetivismo propio de la física, resultado de la separación entre el investigador y el objeto de estudio, las leyes de causa y efecto, búsqueda de regularidades y de equilibrio.
Tal método científico fue aplicado con éxito a los proyectos de las ciencias sociales: la sociología, la psicología, el derecho y la economía. En la economía triunfaron varios proyectos de este tipo entre estos el modelo neoclásico, el marxista y por supuesto el Keynesiano. La objetividad y la aplicación del método permitirían no sólo hallar las explicaciones a los fenómenos económicos, sino además diseñar los instrumentos necesarios para corregir y encauzar el comportamiento económico. Pero, encauzarlos o manipularlos ¿hacía qué?Si el método científico dotaba de positivismo y neutralidad,tal como lo señala Friedman a la economía, pues la ideología la dotaba de contenido normativo y político a la misma, su deber ser.
Dicha pretensión del método científico en ciencias sociales posee cierta contradicción en si misma: si el objeto de estudio es el hombre y su relación con el entorno y el investigador es el mismo hombre ¿Cómo alcanzar la tan necesaria neutralidad y objetividad para llegar a explicaciones válidas? ¿Cómo separar sus análisis de sus concepciones del mundo? Además, si la mente humana no puede auto-explicarse satisfactoriamente ¿Cómo puede explicar el comportamiento de los demás? Y aún más ¿Cómo puede dirigirlo?
La Escuela Austriaca ha logrado teorizar, reconociendo la subjetividad inherente al ser humano y, en esa medida, las limitantes que tiene toda pretensión de conocimiento absoluto. Reconoce la falibilidad de la racionalidad humana, la complejidad de la mente al ser un producto de la evolución humana y su entorno y la complejidad del mundo que incluye información desconocida e incompleta para cada individuo.Así mismo su propuesta no niega el contenido político inherente a la condición humana.Los austriacos se distancian de la objetividad, para dar paso a los procesos de comprensión de los fenómenos multidimensionales, conciben la economía no como el generalizado concepto de Lionel Robbinssobre la relación de medios con fines, suponiendo éstos como dados, sinocomo el estudio en si mismo de los cambiantes medios y los fines:
“Economics is the science which studies human behavior as a relationship between ends and scarce means which have alternative uses”.Lionel Robbins.TheNature and Significance of EconomicScience (1932, 16).
La economía a la Robbinsse convierte en un tipo de técnica u “ingeniería social” que calcula la mejor combinación de medios en aras de la maximización de fines, uno y otro, vacios de contenido. Por eso la afinidad de dicha definición con la economía neoclásica, marxista y keynesiana, sólo que éstas dos últimas realizan dicho cálculo para el colectivo, “lo social”, cómo alcanzar los “fines sociales” con los “medios” escasos que tenemos, ¿Será posible conocer uno y otro? No permite esta intención tomar la economía como un instrumento capaz de servir a cualquier interés político.
El empirismo y el subjetivismo como rasgos de la economía austriaca han formado lo que Hayek denomina humildad intelectual, en contraposición a la arrogancia inherente a la posibilidad de construir la sociabilidad y el desarrollo humano. Esto bajo una coherente construcción teórica que lastimosamente es desconocida en los programas de economía. La escuela austriaca es excluida o en el mejor de los casos, algunos de sus autores representativos son equiparados a otras divergentes como los monetaristas.
La ausencia de conocimiento de este programa de investigación (y de otros que surgen en respuesta a la crisis del método científico bajo la denominación de institucionalistas) sólo es una pequeña muestra de la ignorancia que han formado los programas de economía al enseñar ésta como un cúmulo de construcciones conceptuales para modelar el comportamiento a través de Manuales y no de teoría económica. Los manuales forman un sincretismo valioso para un modelo mecánico del comportamiento, dejando a un lado la complejidad inherente a la acción humana.
Los planes de estudio actuales han coadyuvado en la ceguera, los manuales de economía reemplazan a las obras ¿alguno de ustedes ha leído la obra de Smith, Marx, Bentham, Menger, Keynes o Hayek completa? Se han preguntado ¿de dónde provienen sus construcciones y cuáles son sus alcances? En mi época de estudiante de pregrado lo más cercano ha esto fue la asignatura Historia del pensamiento económico, pero no era más que eso: historia, sus módulos se dividían por escuelas y una lectura de Eric Roll y Homero Cuevas bastaba para conocer los autores integrantes de cada una o, en el mejor de los casos, leer capítulos desarticulados de obras sólo para afianzar el concepto del manual.
Mi llamado es entonces a estudiar teoría económica y a formar un criterio de economistas a partir de ella, ya sea para acercarnos o alejarnos, pero no seguir entendiendo la teoría como una entidad neutral que nos proporciona también herramientas neutrales para cambiar el mundo, al contrario, si vemos nuestra disciplina desde la integralidad que supone el objeto de estudio, realizaremos en esa medida análisis de los fenómenos que incluyan todas sus aristas y no caeremos en los peligros que trae consigo la ingeniería social para la sociedad.Este vacío debe ser pensado en el plan de estudios y en cada una de las asignaturaspresentes en el para fomentar la rigurosidad académica, la formación como economistas y su capacidad para ofrecer excelentes profesionales. {jcomments on}