Revista digital de análisis de actualidad: Noticias, empresas y academia. ISSN : 2805-6043 (En línea).

LA CRUEL REALIDAD DEL SALARIO MÍNIMO EN COLOMBIA

Con el alza del 5,9% al salario mínimo los colombianos se sienten indignados, y como no estarlo si la cifra de $781.242 pesos no son suficientes para cubrir los gastos de un hogar, y aunque el Índice de Precios del Consumidor (IPC) en el 2.017 fue del 4,09% indicando el incremento del poder adquisitivo en un 1,9% elevando el salario real, esto aún no es apto para brindar calidad de vida a los colombianos.

Entonces, ¿Subir más el salario a los colombianos seria lo justo?

Muchos dirían que sí, pero esta acción elevaría los costos inmediatamente de los empresarios quienes deben adicionalmente pagar primas, cesantías, un 12.5% para aportes a la salud y un 16% de aportes a pensiones (Solo el 8% se le descuenta al salario del trabajador) perjudicando directamente la competitividad de la organización, llevando a que estas opten por: No contratar más, recortar personal o arriesgarse a la informalidad y pagar menos.

Donde la última es la más recurrente ya que el 48,7% de la población ocupada en agosto del 2.017 se encontraba en condiciones de informalidad. En Colombia alrededor del 50% de las personas ganan menos del SMLV.

Así que un incremento desmedido del SMLV no garantiza una mejora en la calidad de vida, por el contrario, podría ocasionar un mayor desempleo o informalidad. Además, es necesario resaltar que aproximadamente el 70% de los trabajadores hacen parte de microempresas y organizaciones muy sensibles a los costos de baja competitividad.

Si analizamos las regiones, entre más apartadas se encuentren, la informalidad tiende a aumentar, en estos lugares podemos encontrar empresas pagándole a sus vendedores $300.000 pesos al mes sin temor a ninguna sanción.

Finalmente, es de recordar que el salario mínimo debe ser lo menos posible a pagar, valga la redundancia, pero a la fuerza ese ideal no es posible lograrlo, y las personas no siempre reaccionan de la mejor manera a la estrategia de “castigos y penas”.

La realidad es que muchos las ignoran sobre todo porque nos hallamos en un estado que no puede ejecutarlas adecuadamente y está inmerso en la corrupción, por ello las empresas deben ser sostenibles o al menos socialmente responsables considerando siempre en la retribución al trabajador para soñar con un desarrollo social.

Crédito: Photo by Niels Steeman on Unsplash

Escrito por: Alex Mauricio Rodríguez, Economista, especialista en proyectos de desarrollo, magister en administración (c) y gerente ejecutivo de la revista PrimerNombre.com

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