La banca es considerada por muchos, incluyéndome, como entidades frías en búsqueda de mayores beneficios monetarios, sin embargo, Carlos Raúl Yepes, en su libro el otro camino, nos ha mostrado que una institución financiera puede tener como principio ser la banca más humana sin perder el rumbo del desempeño financiero.
Pero para poder mostrar tan icónico resultado, Carlos comienza relatándonos su paso por distintas empresas haciendo un pequeño recuento de su experiencia laboral y como llego a que le propusieran ser el presidente de Bancolombia.
Pero antes de contar su experiencia en el banco recapitula en unas cuantas paginas su infancia, su familia y sus valores. Su formación en un colegio de Jesuitas que le forjo disciplina, carácter y respeto por las ideas del otro. Su padre fue ejemplo a seguir, obrando correctamente y siempre pensando en las personas, llevándolo a comprender “el valor del respeto por el otro, comenzando por su honra”.
También evidencia su temor de asumir tan alta responsabilidad de ser el presidente de Bancolombia, no porque no estuviese preparado para el cargo, sino porque su vida cambiaria rotundamente, dejando su zona de confort del cargo que ostentaba. Resalta la preocupación de su mujer e hijos pero igualmente su total apoyo.
Por ende, deja claro que, para volver a una organización humana, debe primero ser la persona un humanista no por formación sino por convicción. Así que, en el transcurso de la lectura hace énfasis que antes de ser un presidente es un ser humano y como tal comprende las necesidades del otro.
Tal como lo transmite en el caso de las neveras del éxito, el de su amigo que le cuidaba el carro en el estadio, o el de las mujeres del servicio de aseo que no despidió e incluso les creo un día en la organización, un día donde ellas descansaron y los demás las extrañaron.
No obstante, para lograr su propósito no basta con que ordene a su personal a ser humanos, ya que esta condición no se alcanza por imposición sino por voluntad, por ende, mostró un alto interés por involucrar a todos los sectores de la empresa en los procesos de transformación, reafirmando que todos importan en la organización, donde la inclusión “es hacer visibles a las personas, tenerlas en cuenta, en cualquiera de los momentos en que tengamos la oportunidad de relacionarlos”.
Uno de sus primeros cambios, fue el slogan de la compañía, uno que le permitiera a los grupos de interés identificar el camino en el cual se habían embarcado, nuevamente sin imposición y si, con participación llegaron a “le estamos poniendo el alma”, frase que muestra el compromiso más allá de ofrecer servicios de calidad, abarca su interés por las personas y que no es un esfuerzo unilateral y estático sino que toda una organización procura hacer continuamente lo mejor de la mejor forma posible.
Y como habla de hacer las cosas bien, la sostenibilidad hace parte de su actuar, así que el banco para cerrar esas brechas entre lo que quería ser, lo que es y lo que proyecta, realizó proyectos con la comunidad, el medio ambiente y la educación que, aunque no estaban relacionados con la razón social del mismo, eran necesarios en un mundo donde todavía abunda la pobreza y la falta de oportunidades.
Estos esfuerzos lo hicieron meritorio de grandes reconocimientos nacionales e internacionales, reconocimiento no necesariamente por su desempeño económico sino por su labor social y ambiental, logrando que fuese el quinto banco más sostenible del mundo.
Pero no todo era buenas obras, también se aplaude el innovar, ya que una organización no solo se sustenta de las ventas sino también de sus procesos, de allí que los premios y reconocimientos pasaron para todos los sectores de la compañía, valorando el trabajo de cada miembro de la organización, este actuar llevo a que la banca virtual más avanzada en el mundo la tuviese Bancolombia.
Aunque tantos “logros bonitos” solo fueron posible por esa entrega de la presidencia, pese que él lo niega y dice que el mérito es de sus colaboradores, el primero en ponerle el alma fue Carlos, una entrega total donde no tenía horario ni oficina fija, trabajaba de noche y día, donde sentía que lo necesitaban y recorría constantemente todo el edificio y sucursales para acercarse a sus trabajadores, incluso almorzaba en la cafetería con todos ellos.
Pero tanto esfuerzo también repercutió en la salud y vida de Carlos Raúl Yepes, con reiterados ingresos hospitalarios, que ponían cada momento más preocupada a su familia, tanto así que tras varias cartas de su hija y discusiones con su familia optó por dimitir la presidencia. Y aunque el sentía que faltaba mucho todavía por lograr, su familia también lo necesitaba.
Aprecio y cariño fue lo que más recibió en su retiro y que seguramente quedo plasmado en el alma de muchos de sus trabajadores al haber demostrado que la ética y la responsabilidad no es contraria al desempeño económico, y al contrario ambas se complementan.
Nota: después de la lectura pregunté a un funcionario la situación actual del banco quien me respondió que las palabras de inicio del nuevo presidente fueron, con la ida de Carlos Raúl Yepes, la banca más humana se fue con él.
Escrito por: ALEX MAURICIO RODRÍGUEZ SUÁREZ
Economista (UIS), Especialista en proyectos de desarrollo (ESAP) y magister (c) en administración (UFPS)
Docente UFPS y FESC Ocaña