Angélica Liliana Silva Franco, Economista UIS (2007). Especialista en Planificación Estratégica Urbana. Magíster en Dirección de Proyectos de Cooperación Internacional
El crecimiento de la población urbana en Colombia ha tenido un aumento considerable, mientras que en 1930 el 70% de las personas vivían en zonas rurales, actualmente el 74% se concentra en áreas urbanas. Además, el promedio nacional es superior al internacional; según las Naciones Unidas (2010) la población urbana mundial se estima en 51,3% y para 2050 se espera que aumente en un 66,6%.
Este ascenso de la población en los centros urbanos explica en gran parte la importancia de entender y aplicar la planificación estratégica urbana - PEU en las ciudades. La PEU, se define como un instrumento y metodología para las administraciones modernas, que precisa los objetivos de la urbe para conseguir una posición económica competitiva y un nivel de calidad de vida superior a la media de localidades de su entorno tomadas como referencia (CIDEU, 2010). Dado que en las metrópolis convergen necesidades de diversa índole, la PEU, se encamina en el diseño de estrategias que permitan superarlas de manera sostenible, teniendo en cuenta los recursos disponibles.
Cabe señalar que la elaboración y el desarrollo de estas estrategias no recaen únicamente en la responsabilidad y el rol que desempeña el sector público. La PEU, implica el consenso y coordinación de acciones que llevaran a cabo los diversos agentes locales, lo cual es la característica que la diferencia de la planificación tradicional; la PEU trata de integrar actividades de cooperación en el territorio para tomar decisiones que permitan a las ciudades alcanzar un mayor grado de desarrollo.
No obstante, si dicho plan no se concibe desde un marco de activa contribución del sector público-privado y de la ciudadanía para que los planes estratégicos se ejecuten en el corto plazo y sean sostenibles, se puede llegar a un escenario de ciudad no deseada. Un ejemplo de ello es Bogotá, que durante las administraciones de Mockus y Peñalosa logró implementar un modelo educativo de participación y compromiso ciudadano que evidenciaron avances en los procesos de planificación y proyección de la ciudad, pero lastimosamente el ejercicio indebido de gestiones posteriores conllevó a que la capital retrocediera en términos de transformación urbana y que los habitantes se desapropiaran del modelo que se estaba aplicando, además trajo consigo negativas consecuencias desde el punto de vista económico y de acceso a oportunidades, que en una urbe, lo son todo.
Por ello, es muy significativa la participación de los agentes locales en la PEU, puesto que deben asumir un rol activo para garantizar la sostenibilidad de las acciones concertadas en los procesos de planificación a corto y largo plazo. Además, la planificación por sí sola no puede generar las condiciones de cambio requeridas, por lo que es necesario orientar los recursos en el diseño de planes de acción y proyectos motores que permitan alcanzar la visión de ciudad deseada.
Dichos proyectos deben abordar temas tan esenciales para la ciudad como movilidad, acceso y uso del transporte público, cobertura y calidad de servicios públicos, uso del suelo, innovación y desarrollo tecnológico, gestión de la información, administración y gestión financiera transparente y eficiente, entre otros; determinados a partir de la construcción compartida de la visión de la urbe.
Sin embargo, para que la PEU no se convierta en un espacio de voluntades y discurso de deseos genéricos, es importante jerarquizar los proyectos que se ejecutarán en el corto, mediano y largo plazo. Así, la metodología de la PEU permite en primera instancia, que se definan pocos planes manejables capaces de crear rápidas condiciones de cambio (victorias rápidas), sobre los cuales se actuaran e invertirán, para posteriormente proponer acciones concretas que permitan adelantar el procedimiento y darle continuidad para el desarrollo de proyectos estratégicos de mediano y largo plazo.
La PEU no sería completa si no se estableciera un mecanismo claro de evaluación, seguimiento y replanificación de actividades, con el liderazgo y sólido compromiso del gobierno, las empresas y la ciudadanía, estos últimos como principales veedores. Sólo de esta forma, se garantiza que la PEU sea un esfuerzo continuo de gestión, coordinación, participación y comunicación permanente que motive la movilización social.
Ahora, a nivel local, la aplicabilidad de la PEU no ha sido evidente, por lo que se detecta una falencia en términos de planificación urbana, con nefastas consecuencias en el proceso de ordenamiento territorial. En el caso de Bucaramanga, el Plan de Ordenamiento Territorial, que debería ser la carta de navegación que determine las directrices y políticas de orientación y administración del territorio, ya cumplió tres administraciones públicas sin modificaciones; convirtiéndose en un documento que fue realizado para cumplir un requisito más para la obtención de recursos de inversión y de licencias de construcción, y no para suplir la necesidad de contar con una herramienta efectiva de planeación e integración para construir la ciudad de cara al futuro.
Lo anterior se evidencia en las constantes quejas ciudadanas y noticias locales sobre problemas como el deterioro de la malla vial, insuficiencia de vías vehiculares y peatonales, normatividad y regulación del tránsito, red de semáforos descoordinada y obsoleta, el índice de construcción más alto del país (7) y la insuficiencia de espacio público, problema que se acentúa por los 42.076 desplazados que llegan a la ciudad huyendo de la violencia y el conflicto armado, provenientes del Magdalena Medio, Costa Atlántica y Norte de Santander (PIU, 2010).
Estas problemáticas señalan que en Bucaramanga existe una clara necesidad de pensar y planificar la ciudad, y la PEU es un instrumento que puede definir escenarios futuros consecuentes con la realidad y recursos disponibles para incidir en el cambio deseado. Si bien, se intentó hacer un ejercicio de planificación estratégica urbana para el área metropolitana de Bucaramanga (ADEL, 2003), sólo se ejecutaron 4 de los 65 proyectos definidos, debido en gran parte a la falta de compromiso y concreción de recursos por parte de los agentes que participaron en el diseño del Plan.
Cambiar la actual planificación urbana por una Planificación Estratégica Urbana, implica el cambio de una cultura de defensa de intereses personales y particulares por la construcción de un modelo participativo, consensuado y concurrente que permita fortalecer las relaciones público-privadas, incentive la actuación ciudadana y que los recursos se inviertan efectivamente, en la superación de los obstáculos y necesidades priorizadas, para que el diseño del plan estratégico no se convierta en un “plan ficticio” basado en objetivos que no se pueden alcanzar.
REFERENCIAS:
Cámara de Comercio de Bucaramanga (2006). Santander, entorno de negocios competitivo frente al mundo. Recuperado de: http://www.santandercompetitivo.org/descargas/Ent_Neg_Sant.pdf.
Castro, P., Escoriza, T.,Oltra, J., Otero, M., y otros (2003, 1 de agosto). ¿Qué es una ciudad? Aportaciones para su definición desde la prehistoria. Nova Scripta, revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Universidad de Barcelona. Vol VII, núm. 146 (10).
Gallego, S & Blázquez P (2011). Siglo XXI: claves para un nuevo concepto de ciudad. Del urbanismo salvaje a la ciudad sostenible. Revista Ethic. Recuperado de: http://ethic.es/2011/12/siglo-xxi-claves-para-un-nuevo-concepto-de-ciudad/
Pérez, C (2011, 11 al 15 de julio). Proyectos y estrategia. Proyectos como base de la PEU. Programa de Especialización en PEU. CIDEU.
UNHCR- ACNUR (2006) Plan integral único- PIU población desplazada, área metropolitana de Bucaramanga y Lebrija. Recuperado de:http://www.disaster-info.net/desplazados/documentos/santander/plan_integral_unico_2006.pdf
Villagrán, A (2010, 3 de agosto). Fundamentos de la PEU, técnicas y herramientas de la PEU y buen gobierno. Seminario de inicio. CIDEU. {jcomments on}