Confieso que aún no tenemos casa propia, vivimos aún en arriendo; tampoco poseemos un coche, lo vendimos hace 4 años, cuando la situación económica lo ameritaba. Con mi esposo decidimos invertir en educación y realizamos las maestrías. Además, le apostamos a nuestra empresa.
Nos ha ido bien, y se puede decir que hace 2 años empezamos a crecer. Él no es solo el amor de mi vida, sino mi socio y mejor amigo.
Que te empiece a ir bien no significa que debas tener una camioneta último modelo, hemos dicho que no estamos de acuerdo con endeudarnos de una vez para eso. Creo que lo primero es invertir, así la llama crece y no se apaga por la presión prematura.
He cambiado y ya no hago compras por impulso, sino planificamos y nos presupuestamos. Aunque aún nos falta mucho por aprender.
Al fin y al cabo de la vanidad no queda nada. Pero es fundamental mantener un equilibrio, como dice mi nona (ni tanto que queme al santo, ni poco que no lo alumbre).
Cuando era periodista laboraba 24/7 casi de domingo a domingo, ahora soy consciente que trabajo bastante pero es por mi empresa y puedo manejar mi tiempo si mi familia me necesita.
No son 4 horas al día pero a veces me doy el lujo. Y si voy de visita a donde mi mamá mi oficina es su casa.
Dicen que la nueva riqueza no es dinero, es libertad. Y yo disfruto demasiado compartiendo con mi esposo e hijos.
Y si yo lo merezco, mis colaboradores también; así que pueden trabajar desde casa o ir físicamente, además ellos manejan sus horarios. Solo les pido que me avisen cuál es, para saber a qué hora cuento con ellos.
¿Trabajar toda una vida para disfrutar los últimos años? No, mantener un equilibrio sí. Se labora, pero así mismo, se saca tiempo para viajar y pasar momentos maravillosos con quienes amamos, cada vez que haya oportunidad.
Es cuestión de personalidad
A pesar de mi experiencia y preparación académica nunca fui la candidata ideal para algún cargo, las veces que gané un puesto fue porque me vieron en acción, leyeron mis artículos o conocieron de alguna forma mi trabajo de antemano.
Creo que no era buena en las entrevistas o quizás el problema fueron las pruebas psicotécnicas, aunque sospecho que mi respuesta a ¿Tienes hijos? ¿Quién cuidara de tu hija? (a pesar que estaba en el colegio) pudieron ser el inconveniente.
Pero definitivamente, no tener palanca fue lo más determinante, ahora remediarlo es fácil, gestiona tu marca personal, esa la clave para conseguir el empleo de tus sueños o como en mi caso: los clientes que quieres.
Algunas personas llegan a mí para preguntarme si tengo o conozco alguna vacante laboral, pero les doy una solución y lo mejor es que funciona. Me siento orgullosa de que mis pupilos hayan conseguido empleo, sobre todo porque los entiendo, ya que un día estuve en sus zapatos.
¿Y cuál es la solución? Generar contenido en diversos medios o redes sociales como Linkedin, para demostrar que saben del tema y son una autoridad en el mismo.
También están los que se deciden por emprender y aquí estoy yo dándoles la mano.
¿Cómo pase de ser empleada a emprendedora?: línea de tiempo
23 de septiembre de 2016: se cumplía mi período de lactancia.
26 de septiembre de 2016:
7:00 am ese día me levanté como de costumbre a trabajar, la diferencia era que mi depresión había desaparecido, estaba agradecida con Dios, luego de una búsqueda, una lucha, había ganado de su mano la batalla.
06: 00 pm fui despedida, sí, el mismo día de mi sanación, y a la vez se había presentado una nueva prueba familiar, estaba libre de responsabilidad y preparada para afrontarla, pero esta vez con Dios.
Sabía que en algún momento terminarían mi contrato, desde que informé que estaba embarazada.
19 de octubre del 2016: Ese día cumplía años, y ya tenía un propósito nuevo, crear mi agencia de marketing digital y desarrollo web. Ahí comencé, y ya han pasado 4 años de esa decisión, y sigo firme, no buscar empleo, sino clientes. Hemos crecido desde esa vez, lentos pero seguros.
No te sientas mal, si ha llegado a tu vida una situación negativa, detrás de cada una, existe un aprendizaje, una bendición y un porqué. No te enfrasques, es una nueva oportunidad de mejora. Y sí, todo tiene no sólo un porqué, sino un para qué.
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