La ética se puede denominar como “el actuar bien” y el hábito del “buen vivir”, palabras fáciles de decir, pero difíciles de cumplir, la Biblia por su parte, nos transmite que solo con fe se puede alcanzar la salvación.
Sin embargo, estas palabras son constantemente malinterpretadas, dado que la persona que manifiesta ser creyente y no obra correctamente es porque no ha aceptado a Cristo como su salvador personal.
Pero, ¿Qué conlleva la aceptación de Jesucristo como salvador? La respuesta es que al hacerlo inmediatamente el espíritu santo viene a morar en su interior, y teniéndolo a él, las buenas obras nacen y se realizan sin tanta dificultad, además se tiene conocimiento sobre cuáles son las mismas, y ver la diferencia entre el bien y el mal es posible con mayor claridad.
No obstante, el que obra correctamente no tiene garantizada la salvación ya que solo la humildad despojada del orgullo y el ego, permite aprender de la grandeza de Jesucristo y volverlo un modelo a seguir.
Finalmente, el actuar desinteresadamente en pro de los demás, se hace necesario para la salvación ya que quién no es capaz de amar a los demás no puede llegar a amar a Dios, y es en esta premisa donde se fundamentada toda la ética del ser humano y el gran mensaje de Cristo en la Biblia “Amar a Dios con todo tu ser, corazón y mente y al prójimo como a ti mismo”.
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