¿Todo temblaba o era mi cuerpo en esa fría noche? Dos horas atrás caminaba por la ladera de la montaña que limitaba a la ciudad, alejándome así de cualquier persona que pudiera hacerle más daño a un corazón destartalado y desolado. Me desvié del camino de tierra que campesinos habían forjado con pico y pala para poder trasladarse a sus humildes y confortables ranchos a las afueras de la ciudad. Un fuerte dolor en el pecho se prolongaba por la ira que sentía contra las bellas, sensuales y seductoras mujeres. De repente no vi el lugar que mis pasos tocaban, en mi descuido resbale hasta el fondo de la grieta formada por la erosión.
Y he de estar aquí en este recóndito sitio solo y maltrecho, incapacitado para mover mis piernas, los pocos rayos de sol que me acompañaron en mi camino ya se han marchado dejando solo nubes que cubren cualquier rastro de luz en el cielo. Trato de escalar, de arrastrarme y empieza a sangrar mi herida, con cada movimiento más sufro y pierdo la cordura, rio con cada roca que talla mis pies y no me permiten regresar.
Resignación es una palabra que jamás me gusto aceptar, ni oír, pero casualmente en este instante es la única que me acompaña, ahora ¿Qué he de hacer? sentarme y dormirme para que tal vez nunca despierte, o luchar hasta que mi cuerpo caiga rendido ante la batalla. Estoy solo a causa de una mala jugada del destino, o tal vez por la debilidad ante una tentación, ¿Por qué lo hice? no tengo razones, ahora solo me quejo de mi desdicha.
Hoy pretendía ser el día mas eufórico de mi existencia, después de un largo tiempo me iba a encontrar con mi anhelado amor, aquella mujer que me ciega con su ternura y me llevaba por un camino que estaba seguro era la felicidad. Muchos pensarán y dudarán de porqué digo que la felicidad es un camino y no un fin, pues revolotear por diferentes espacios buscándola, evadiendo los obstáculos y huyendo de las incógnitas y dudas siguiendo solo caminos fáciles, no es satisfactorio y de esa manera la felicidad nunca se encontrará.
La felicidad es un camino que solo los pasos que damos hacia adelante frente a los obstáculos nos mostraran el regalo que nuestro señor nos ha otorgado: Una vida para disfrutar la virtud de ser hijos de Dios y como hijo, también deseo ser padre y esposo para compartir ese camino que tanto esfuerzo me ha costado.
Deje atrás el romanticismo que tanto he predicado, y por sorpresa sin darme cuenta este día una manzana estaba en mis brazos, una manzana del pecado, exactamente de la lujuria. Segado por mi ingenuidad y un mundo de perfección que me rodeaba, una mujer de delgados brazos, palabras dulces y seducción impalpable fue la chispa de ignición para la catástrofe que se me acercaba.
En mi inocencia la vi como una simple mujer con la cual podía charlar un poco antes de la llegada a mi motor de vida, sin percatarme una extensa red se extendía sobre mi corazón haciendo desatar el instinto animal que todo hombre posee. Una platica agradable que centre en mi novia me otorgo un sentimiento de seguridad. Ella tan frágil, con picardía busco mis labios para un beso lujurioso de traición, al llegar a mi boca mi mundo desapareció un instante para liberar el animal que pocos hombres logran controlar. Con el primer beso de aquella mujer, se desato algo muy diferente al amor y respeto por quien amo. Detuve el beso y me libere de esas redes que tanto repudio ha causado ahora en mí.
Ahí con este frio, desearía haber reaccionado antes que esa mujer robara un beso de mis labios. Mi boca me arde de lo helada que se ha puesto, cuanto extraño un beso cálido y amoroso que solo una mujer puede dar, esa dama que ahora es mi ex novia.
Aún recuerdo sus palabras: - Sentí que había llegado el momento para confesarte que “Te amo” pero con dolor debo dar la espalda y no seguir con esta relación- Una traición en el mejor momento del noviazgo destruye el sentimiento más arraigado.
Muchos me tildaron de loco, que a la pareja algunas cosas hay que ocultarlas, pero la necesidad de sinceridad abrió mis labios y permitió salir esa fechoría que había cometido. Mis palabras fueron escuchadas por aquella mujer que tanto esperaba, y lastimosamente me abandono agradeciéndome por mi sinceridad.
Sin saber que hacer ni que acción tomar fue cuando decidí divagar a las afueras de la ciudad, y este es mi lugar ahora: Incrustado entre filosas rocas envuelto en la oscuridad de la noche y sin ninguna posibilidad de salir de este recóndito sitio, ¡que desdicha! -Dios lamento si me he alejado de tu ley, pero te pido perdón por mis pecados y te pido también por el bien de la mujer que más he amado que sea feliz, se lo merece-
Diviso en ese instante una lucecita al horizonte, un campesino vigilando su huerto. Grité desesperadamente para llamar su atención y liberarme de tan desastroso destino, el destello de la linterna comenzó a ser más intenso, ahí me di cuenta que ya se había percatado de mi existencia, llore de felicidad y agradecí a Dios por darme una oportunidad de resarcir mis errores y extasiar de alegría el rostro de la mujer que amo.
Una pierna rota y síntomas de hipotermia no eran nada comparados con la soledad del alma. Fui rescatado, no lo creía, pero no de la cruel grieta sino del abismo al que había caído. {jcomments on}