Revista digital de análisis de actualidad: Noticias, empresas y academia. ISSN : 2805-6043 (En línea).

“Estar entre manos” o los deseos de masificación de una política guerrerista a un Estado Fallido

WILFRED ALONSO ROMERO ARCINIEGAS. Economista, (UIS) Magister  en Historia, (UIS)

El país, en el acontecer de las últimas semanas, ha tenido que enfrentar situaciones que han puesto en tela de juicio la capacidad de reacción de la fuerza pública frente a los ataques contra la población civil y militar. 12 militares fueron dados de baja en el departamento de la Guajira y el reciente atentado al ex ministro Fernando Londoño son los hechos más representativos del panorama colombiano (sin dejar a un lado la importancia de muchos acontecimientos más, acontecidos recientemente). Pero, ¿son acaso estos sucesos factores determinantes de una política militar fallida, o la perpetuación de un Estado Fallido? Según el ex ministro en declaraciones, luego de sobrevivir al atentado, afirmó que “Santos tiene que reconocer que esto se le salió de las manos”. Las preguntas que nos viene al encuentro son: ¿qué significa el “esto” al que apunta el ex ministro? Y ¿a qué hace referencia un llamado por el estar en las manos?

El retorno de una propagación aún más fuerte y preponderante de la política guerrerista (aumentos del presupuesto militar, planes de seguridad ciudadana, etc.) heredada del ex presidente Uribe, parece ser la aclamación de Londoño y sus sectores aliados. De hecho, la población civil, en especial la de sectores rurales imbuidos por el discurso uribista, ha vuelto a considerar con mayor ahínco que las esperanzas de salir de esta situación beligerante están en las manos del ex mandatario; en palabras del ex ministro hay una falta de “liderazgo” por parte del actual presidente y recordó el hecho de la llegada de un “hombre proverbial” en el 2002 quien sacó a Colombia del Estado Fallido en el que moraba. Si bien sus declaraciones están anidadas en el hecho de haber sufrido el fallido atentado terrorista en su contra, esto no quiere decir que éstas estén del todo acertadas en cuanto al encuentro de soluciones.

Las formaciones estatales, que según autores como Max Weber y Norbert Elias, deben tener en su control dos monopolios: el de la fuerza y el fiscal; cuando alguno de ellos claudica, el otro necesariamente se verá afectado. En el caso del Estado Fallido, el monopolio de la fuerza es el que se ve mayormente afectado pues no puede hacer valer la legislación estatal en su territorio, ni tampoco tiene la posibilidad de brindar las condiciones de vida necesarias a sus habitantes. Según el Failed States Index(1), publicado anualmente por la Foreign Policy, Colombia, si bien ha mejorado su situación en los últimos años 5 años, ha estado variando entre los puestos 37 al 45 entre 177 países indexados, lo que quiere indicar que es un Estado “en peligro” según lo designa el indicador. Por más que quiera solventarse el problema del Estado Fallido en políticas guerreristas, sean del actual presidente o del pasado mandatario, el país debe pensarse un tanto más allá de acciones comunes y poco efectivas.

El Estado Fallido de nuestro país es un legado que nos ha dejado la historia, y en especial el advenimiento de la civilización y modernidad a nuestros territorios. El siglo XIX estuvo marcado por consecutivas guerras partidistas que deslegitimaban continuamente el poder político. El “esto” que se ha salido de las manos, a lo que llama el ex ministro Londoño, nunca ha estado en algunas y por lo tanto lo que nunca ha estado entre manos no puede salirse de ellas. Solo una visión miope sobre el poder puede advertir sobre un salirse de las manos, pues tiende ésta a reconocer que el poder es ejercido por un hombre y sus designios, eludiendo el entramado social que hay de por medio en la estructura social de un Estado. El “esto” bajo esta visión, hace referencia a un objeto de posesión, y los Estados, según el entendimiento tradicional en política, no son sino posesión de los ciudadanos que los conforman; al denigrar esta visión el discurso deja entre ver claramente la perspectiva política de nuestro país donde aún hay una antigua creencia de que los rectores del Estado son a su vez los poseedores. Por ello, su salvamento siempre estará a cargo de un mesías (nótese por ejemplo la visión mesiánica de Uribe) que pueda soportar el peso de lo que significa hacerse poseedor de lo que corresponde a la mayoría: la responsabilidad de su entorno social, humano y natural.

Sin más, el estar en las manos hará referencia necesariamente al llamado por una política que cimiente los planes del pasado gobierno, que cuajó inclusive en el actual con notables diferencias (las mismas que han llevado a la disputa), propugnando por su masificación e intensificación para lograr los cometidos de la sociedad controlada a la que ésta apunta. Solo manteniendo el orden por medio de la coerción de las libertades individuales puede lograr tal Estado en la sociedad. El caso de China y muchos Estados nacionales más con sus programas de control por medio de dispositivos de seguridad visuales, son muestra del empeño mundial hacia estos propósitos; este sueño no distingue posición política alguna, la ciencia y tecnología nunca lo han hecho. Parece ser que estar en las manos es la visión de futuro que plantean nuestros gobernantes. Solo nos compete a nosotros esperar, por un lado, o plantear soluciones alternas que generen nuevas formas de ver la problemática. Hay opciones como la educación, los medios de comunicación, la interrelación de centros académicos, las asociaciones estudiantiles, trabajadoras y civiles en general, entre otras, pero muchas de ellas ya están en las manos, aunque no completamente. Nos compete a la humanidad propender por las armas que tenemos, y la de mayor valía, sin duda alguna, es la de pensar.

(1) Este índice, si bien como todo indicador no representa la realidad deja entre ver las falacias de los argumentos emitidos por el ex ministro, cuando afirma que el ex mandatario gobernó a Colombia en un ambiente de solución al Estado Fallido. El indicador tiene como variables determinantes: Presión demográfica, Refugiados/IDP(Internally Displaced Persons o Personas Desplazadas Internamente), Grupo de Quejas, Vuelos humanos, Desigualdad en el desarrollo, Declive económico, Deslegitimación del Estado, Servicios Públicos, Derechos humanos, Aparatos de Seguridad, Elites Fraccionadas e Intervención Externa.{jcomments on}

 

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