Durante años nuestros soldados colombianos han batallado y defendido la patria, dejando en el campo de enfrentamiento esfuerzo, alma, corazón y en algunos casos una parte de su cuerpo; trayendo así a algunas familias una nueva lucha como lo es lidiar con la pérdida de una extremidad de un ser querido.
Una de las causas son las minas antipersona que son sembradas en las zonas rurales, que al explotar pueden afectar tanto a civiles como miembros del ejército. "Es un crimen de lesa humanidad" como lo afirma el coronel Oscar Alexander Ruiz Lozano, quien perdió la pierna izquierda en cercanías de la Sierra de la Macarena.
“A la fecha se tiene conocimiento de 12.152 víctimas por minas antipersona y munición sin explosionar, 7.286 pertenecen a la fuerza pública, siendo 2006 el año más crítico, pues se presentaron 1.224 víctimas, el mayor número en toda la historia de Colombia”, indica el sitio web gubernamental accioncontraminas.gov.co.
Leer más información: http://www.accioncontraminas.gov.co/Estadisticas/estadisticas-de-victimas
Convirtiéndose así Colombia en uno de los países del mundo con mayor cantidad de víctimas de la fuerza pública, y esto ha significado que, del total de víctimas, el 60% han sido integrantes de la fuerza pública y el 40% corresponde a civiles.
Por esta razón, nace la Fundación Black Horse (FBH), creada por Mauricio Mondragón. Un espacio para ayudar y apoyar a todos aquellos soldados que dejaron una parte de ellos en la zona de guerra.
Renace una esperanza en medio de la violencia
En entrevista con PrimerNombre.com, Miguel Ángel Rodríguez, codirector de FBH desde hace 2 años, afirmó que decidió hacer parte de este proyecto social y humano a favor de nuestros héroes de la patria, que fueron heridos en combate, buscando una Colombia mejor.
“Los soldados o familiares que se acercan a la fundación llegan con duelos internos bastantes difíciles, sin embargo, acá se le brindan oportunidades de empleo, mercado y educación a todos los integrantes”, contó Rodríguez.
Un ejemplo es Jhonny Alvarado, quien actualmente es colaborador y se encarga del área de tiro, recordemos que la FBH aparte de su labor social también brinda un servicio de cursos avalados a nivel internacional para seguridad militar.
Alvarado nos menciona que realmente la labor de esta fundación ha sido “excelente y perfecta” para su vida y la de los demás exsoldados que han perdido sus extremidades.
La Fundación Black Horse se ha convertido en el refugio de ex integrantes del Ejército Nacional, quienes desde el 2008 han tenido que cambiar su vida por no contar con una parte de su cuerpo, y este es el caso de Edison Angarita, quien, mientras realizaba un control de área en el departamento del Huila (Colombia), pisó un artefacto explosivo que le arrebató el miembro inferior derecho.
Llegar a esta entidad tuvo como resultado la oportunidad de darle un sentido a su existencia, como muchos otros que hacen parte de FBH.
La vida comienza luego de una prótesis
Empezamos a valorar la vida o cada parte de nuestro cuerpo cuando pasamos por situaciones difíciles que se derivan en problemas económicos, sociales y psicológicos.
Por eso, la prótesis es “sentirse como un niño que da sus primeros pasos de nuevo” exclama Gabriel Gamba, Oficial Cabo Segundo, quien perdió el 19 de abril de 2008 su pierna izquierda, luego de que se activará un artefacto explosivo.
Las prótesis están elaboradas con titanio, el cual es un elemento muy liviano, también se consiguen en aluminio o plástico; y debido al avance tecnológico los soldados ya no tienen que aguantar la incomodidad ni un gran peso en la misma, ya que se adaptan fácilmente a su cuerpo.
Y así como lo señala Miguel Ángel Rodríguez: “esta herramienta no es un reemplazo, sino una ayuda que le permite a ellos suplir o dejar las muletas. Como vemos, hay soldados que con prótesis participan en los juegos olímpicos, juegan fútbol, corren y son verdaderos atletas”.
Por esta razón, la fundación Black Horse es importante para la comunidad, porque los hace sentir valiosos permitiéndoles, a todos aquellos soldados que un día perdieron la esperanza de seguir soñando, un espacio en donde se sienten útiles.
Cuando un combatiente sufre de alguna enfermedad o pierde una extremidad de su cuerpo, su familia también sufre, por eso obtener un instrumento que le permita realizar actividades por sí mismo es una fortuna para su núcleo cercano.
Así nos lo explica Edison Angarita, quien hace uso de su prótesis hace 10 años: “cuando lo ven a uno caminando, se les calma la incertidumbre o sufrimiento que estaban padeciendo en silencio”.
Historias que nos inspiran
Alexander Reyes, ex soldado, y quien conoció la fundación hace aproximadamente 1 año, por medio de un compañero con el que jugaba fútbol sala, se emociona al hablar de la fundación, y exclama que es “Buenísima”, y asegura que dedica su tiempo a la misma porque se siente ocupado mientras hace lo que ama.
“Estando en el ejército a mi me gustaba mucho todo sobre las armas” y al ver la posibilidad de continuar con su pasión, optó por trabajar para la FBH, y en sus propias palabras indica que “nos ayuda a hacer algo diferente”.
En conclusión, la fundación es una familia para los ex miembros del Ejército que han necesitado una prótesis, y un escape sano donde seguir la vida sin una extremidad es normal.
Los soldados que colaboran con la Fundación Black Horse, se sienten bien entre los espacios de risas y alegría, dándose cuenta que no tener una extremidad no los vuelve inferiores a los demás, y todos son miembros de un equipo solidario que les ha brindado un nuevo propósito de vida.
Como lo menciona Jhonny Alvarado, cuando sucede ese percance “ahí no acaba todo, hay mucho más por luchar, mucho más por lograr. Hay cosas que no se imagina uno que puede lograr con una prótesis; en mi caso subí al nevado del Tolima y he realizado cientos de caminatas”.
La invitación es para aquellos ex combatientes del Ejército Nacional que aún no se animan a utilizar una prótesis, para que se den una oportunidad de seguir adelante en la vida cumpliendo nuevas metas y objetivos.
La Fundación Black Horse tiene las puertas abiertas para todas las personas que lo necesiten, sean soldados o familiares de los mismos. Están dispuestos a ser su apoyo para lograr renacer con una prótesis.
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