Escrito por: Juan C. Baracchi Velez.
Hace días me encontré con un par de amigos en un lugar bastante concurrido por los habitantes de mi ciudad, como era de esperarse los temas de conversación finalizaron con un toque político, de hecho, muchas veces lo evito para no caer en opiniones apresuradas sobre el devenir de este.
Esta vez fue casi imposible, porque precisamente este par de amigos intentan ser activistas políticos.
Inician su conversación política después de que me preguntan si yo aspiraré a algún cargo de elección popular, mi respuesta fue un rotundo “NO”, aunque movimientos políticos han tocado mi puerta siempre les digo lo mismo: “Quizá aspire en algún momento, pero si lo hago, será de manera ética, no estoy dispuesto ni a ensuciar mi nombre, ni a cometer ningún acto antiético para ganar dinero o la <<aceptación>> de la gente”.
Al ver la reacción un poco burlesca de los que en ese momento sentí como "resignados al sistema político actual", me veo en la penosa obligación de explicarles el “por qué” de mi respuesta, no son chifladuras, ni palabras vanas, son incluso redundantes porque la política intrínsecamente debería ser ética.
Un poco de historia
Antes de cristo, un gran filósofo griego llamado Aristóteles, atendiendo las necesidades de su gran ciudad, creó una teoría llamada “Política” en la cual establece ciertas generalidades para la evolución de la humanidad como sociedad.
Basado en la creación de una estructura de estado acompañada de unas normas básicas para lograr el funcionamiento de esta, entonces el no seguirlas sería lograr el "no funcionamiento" de éstas.
Cuando Aristóteles crea la teoría de la política, ya antes había establecido la teoría de la Ética, por lo tanto, al momento de elaborar la teoría “Poli” supone la aplicación de la Ética, incluso no hay que ser filósofo para notar que etimológicamente tienen una gran relación y no es coincidencia.
Bien decían los griegos que toda política supone un ethos y que para ellos, hace más de 2.200 años, era un sinsentido la existencia de la política sin ethos.
¿Hemos involucionado?
Luego me pregunto si realmente nosotros hemos evolucionado a través de los años o hemos involucionado, porque al ver que hoy para muchos el dinero tiene mayor importancia que la ética me permite deducir que entonces la mayoría ven el dinero como algo más importante que ellos mismos.
La ética es el principio fundamental de no fallarse a uno mismo, entre otras cosas, pues quiero decirles que tenemos mucho que desaprender porque la era del exceso de información ha hecho que los adinerados sean los ejemplos a seguir, que los del goce constante sean “ejemplo de vida”.
No lo podemos permitir, debemos ser selectivos en la información que adquirimos para evolucionar y no lo contrario. Cierro con una pregunta ¿Piensa usted seguir involucionando?
Edición: Directores de la revista PrimerNombre.com
Créditos de fotografía: El Espectador.