Como es de conocimiento de la sociedad, es de gran importancia a la hora de comercializar alimentos perecederos cumplir con unas óptimas condiciones de higiene, como es el caso de ambientes desinfectados, libres de residuos sólidos, sin presencia de plagas, entre otros focos de contaminación.
Por tal razón en la problemática en el Mercado Público de Ocaña, Norte de Santander, se presenta un elevado índice de contaminación y desorden en el espacio público, lo cual incide directamente sobre los alimentos allí comercializados y posteriormente sobre la economía de los comerciantes que ahí laboran, generando de esta manera costos externos.
Es necesario resaltar que es en este lugar donde se comercializa la mayor parte de abastos en el municipio, y por esta razón se vio necesaria la construcción de un centro mercado, donde cada sector se dedica a la venta de determinados alimentos.
Existen diferentes entradas a este lugar; ahora para ser específicos la mayor problemática está ubicada en la parte Oeste.
En este sector se encuentra ubicado el departamento de cárnicos o pesas como se le llama aquí coloquialmente; en donde hay aproximadamente 20 puestos de venta de carnes, los cuales se ven afectados por basura o residuos sólidos orgánicos e inorgánicos que se encuentra a sus afueras.
Esta contaminación es generada por los mismos comercializadores y consumidores que llegan hasta esta central de abastos; es de resaltar que el desorden en el espacio público vial y la presencia de unas escaleras hacen que se facilite la acumulación de residuos, los que posteriormente genera plagas, las cuales afectan las carnes, además de malos olores y molestias a la vista.
Dialogando con algunos de los comerciantes de este departamento, se hizo notoria la inconformidad con esta situación, y nos comentaban que este lugar afuera de la central se realizó con el fin de servir como parqueadero y las escaleras para conectar la planta baja con el segundo piso.
Posteriormente se convirtió en uno de los mayores botaderos de basura del mercado, ellos inconformes con la situación desde hace doce años atrás, vienen realizando peticiones, quejas y reclamos a los dirigentes del municipio para que esta gradería sea transformada en un andén y así evitar que se lleve a cabo la acumulación de residuos.
Sin embargo, ellos realizaron una acción de tutela, la cual salió a su favor, pero a pesar de esto, la situación no ha cambiado. Lo que es un gran problema para ellos pues esto significa de 30% a 40% de reducción en sus ventas, pues la comunidad prefiere ir a supermercados por los olores y la falta de estacionamiento, aun cuando se realiza aseo a este lugar dos veces al día y pasa a diario el carro de recolección de basura.
Pero esto no es todo, pues el departamento de cárnicos no es el único que se ve afectado, también existen bajas en las ventas de los comercializadores de frutas y verduras, que tiene su lugar de trabajo fuera de la central de abastos; situados al frente del cumulo de basura, lo cual hace que sus ventas se reduzcan en un 30%, es decir que en días que podrían vender 200.000 pesos, solo llegan a vender 120.000.
Además de la baja en las ventas, este foco de contaminación genera moscas y mosquitos que afectan las frutas, echándolas a perder, por lo tanto la pérdida monetaria es aún mayor. Pero al contrario de los comerciantes de carnes, estos no han adelantado acciones legales para resolver la situación, pues su extendido horario de trabajo no se los permite.
Por tal motivo que nosotras como estudiantes de ingeniería ambiental de la Universidad Francisco de Paula Santander seccional Ocaña, nos vemos en la obligación de hacer notoria esta problemática de salubridad e higiene, que no solo genera daños económicos a los trabajadores del mercado, sino también a los consumidores de estos alimentos.
Proponemos que se disponga un tanque de almacenamiento, donde los residuos puedan ser situados hasta que se realice la recolección de los mismos y así reducir este foco de contaminación, esto mientras se resuelve definitivamente la problemática.
Además se podría implementar un decreto en el cual se impongan una serie de valores para multar a las personas que viertan los residuos en el espacio público.
Pedimos de esta manera, que haya acciones por parte de las autoridades para que en el municipio contemos con servicios prósperos, y llevar así una economía sustentable.
Karen Ariza, estudiante de ingeniería ambiental de la Universidad Francisco de Paula Santander
Paola Merchán, estudiante de ingeniería ambiental de la Universidad Francisco de Paula Santander