Jorge Yarid Pérez parejo, estudiante de ciencias sociales de la Universidad del Atlántico
Al recordar al periodista Jaime Garzón no hay que suscitarlo en los paradigmas del olvido. Con la memoria de Jaime Garzón, el país vivió toda serie de acontecimientos entre los que se destacan todos aquellos relacionados con la violencia y los principios inicuos del paramilitarismo. Garzón fue y sigue siendo en la memoria de todos los colombianos, “un irreverente de ideas loables y de luchas ideológicas para la prosperidad del pueblo” o levante la mano aquel colombiano que no tuvo sentimiento patriota tras su muerte.
Los personajes que representó Jaime Garzón no han podido ser igualados por ningún programa de televisión nacional, quienes lo han intentado en vano. Todas las cadenas de televisión y radiodifusión nacional deben hacer énfasis en la creación de contenido que incentive la crítica y el humor político en nuestro país, porque recordar la risa de Jaime es inmortalizar la verdad a través del humor.
Traer a colación a Garzón nos hace acordar una frase del gran maestro, poeta y bohemio de la música latina, Rubén Blades: “mataron al hombre, pero nunca han matado a la idea” (RubénBlades, concierto Cali-Colombia).
Jaime Garzón Forero realizó la traducción de la constitución política de 1991 a varias lenguas indígenas, razón por la cual él merece ser perpetuado como uno de los grandes precursores de nuestra patria. Si los colombianos estamos en la disposición y significado del término, entendemos que la palabra patria significa sentir y vivir nuestro país, como aquellas personas que sienten las esquinas de sus barrios y viven por el aroma de las flores que se adentran en las ventanas de sus casas, después de que la lluvia deja una humedad profunda en nuestros pensamientos.
Para los colombianos y colombianas no debe pasar desapercibida la memoria de Garzón pues sé que él estará desde el más allá, esperando observar esa futura paz de Colombia, la cual tengo certeza se concretará, ya que es hora de que la vivamos: una paz de entendimiento de géneros y de máxima prolongación amorosa de los unos hacia los otros.
Como conclusión de este minúsculo artículo, pero mayúsculo en análisis de lo que se ha prohibido hablar en Colombia y que aconteció a la muerte de Garzón, se analiza que lo ideal es que se deje atrás la censura, se garantice la libertad de prensa, y no se olvide a nuestros intelectuales que han marcado la historia de nuestro país, y que sin duda alguna, siguen dejando huella cada día en nuestras memorias.
Fuente: Conversaciones con pacheco, archivo 1991 entrevista a Jaime Garzón. {jcomments on}